lunes, mayo 24, 2010

JASON & THE SCORCHERS (LA [2], 23-V-2010)


Quédate con la foto que quieras. Jason en pleno éxtasis subido a la barra arrancando un solo de armónica, Warner E. Hodges volteando su guitarra o cantando un tema compuesto junto a Dan Baird con un aplomo brutal, Absolutely sweet Mary, los cuatro cañonazos con los que han salido a escena, las sonrisas, la gracia y la energía, las ganas de gustar, la generosidad, los abrazos entre Hodges y Jason, Harvest moon, Shop it around, Broken whiskey glass, las fantásticas canciones del último disco Halcyon times... Si tuviéramos que medir todos los conciertos con la medida de este de Jason & The Scorchers, no quedaría un puto grupo en la Tierra que se atreviera a salir a un escenario. Ha sido una fiesta increíble que me enorgullezco de haber vivido. Como decía Jason creo que antes de tocar Harvest moon, ahora parece que lo importante sea cuántos cientos de discos puedes almacenar en tu iPod, mientras que en los viejos tiempos tener un vinilo significaba comprometerse con esa banda, dabas un dinero, el fruto de tu esfuerzo, y eso creaba un lazo de compromiso con ese grupo. Defendías la música porque la amabas claro, pero también porque te había costado algo. En ese comentario de Jason está el alma de lo que hace, y el verdadero sentido de todo esto. Ahora a nadie le importa una mierda nada, nadie se compromete con la música, nadie sube las apuestas, nadie se juega nada. Todo eso lo ves hoy, en un concierto que un grupo de músicos, dos de ellos con treinta años de experiencia, convierten en una declaración de principios. Fuera, la música importa mucho menos que un jodido iPod, y la gente roba las canciones, y despoja a la música de uno de sus valores más importantes: hay que sudar la ostia para conseguir lo que quieres. Y esta noche nadie ha sudado más que Jason & The Scorchers.