miércoles, septiembre 09, 2009

ABBEY ROAD, REMASTERS, BEATLES Y LA FELICIDAD


La operación, ha comenzado hoy 9-09-09, de remasterizar y relanzar a lo grande todo el catálogo Beatles asegura que los dos supervivientes del grupo y demás herederos, ejecutivos, productores etc. continúen ganando cantidades monumentales de dinero en plena decadencia de la venta de música en soporte físico. Y quién va a quejarse, el capitalismo tiene sentido y es dulce capitalismo cuando puedes llegarte a una tienda y comprar algunos de los mejores discos de la historia sabiendo que, con toda la justicia del mundo, McCartney, Ringo, Yoko etc. van a estar más forrados que nunca. Hoy pagar en la FNAC por Abbey Road era un acto de justicia divina, un homenaje a la música, a los Beatles, que son el mejor grupo de la historia (como escribía hoy SanFreebird72 en su blog, muchos amamos a los Stones y el corazón nos palpita con más fuerza cuando escuchamos la guitarra de Keith, pero los Beatles, objetivamente, históricamente, están por encima), y es un homenaje al capitalismo, a la caja registradora, a las manos del cajero que introducen el CD en la bolsa, a la luz y la esperanza, a lo que quieras. Los contemporáneos de Mozart no podían comprar sus discos, así que suerte tenemos de haber nacido en el siglo XX y saber que hoy había que pasar por caja.


Y qué decir de Abbey Road, el remaster que he escogido hoy de entre toda la discografía de los Beatles. Uno de los cinco, diez discos más esenciales de la historia. Redescubro Oh! Darling y I want you (She´s so heavy), me siento como cuando de niño llegaba a la casa de Playa de Aro para empezar el verano, todo era familiar, pero a la vez nuevo y excitante. Sol, playa, correr y saltar, la vida. Y todo con un sonido que estalla en cada acorde; no entiendo de sonido, soy un patán, y de hecho me cansan los frikis que analizan la calidad de lo que sale de unos putos altavoces, pero doy fé de que Abbey Road brilla como la Capilla Sixtina recién restaurada. Me gusta que mi mujer sea feliz, que las cosas estén en orden, mi despacho limpio, mis discos en su sitio, el perro y el gato durmiendo, y los Beatles reinando para siempre.