sábado, marzo 31, 2012

EDGAR BROUGHTON BAND, THE HARVEST YEARS, 1969-1973


Prototipo de banda pelona y troglodita de blues / rock progresivo-psicodélico de finales de los 60 y primeros 70s, Edgar Broughton Band, ingleses de provincia, ven ahora su discografía para Harvest Records (una subsidiaria de EMI dedicada al rock progresivo), reeditada a un precio de fábula. Si gustas de locuras bluesodélicas a la Captain Beefheart (dan para combinaciones dispares, puedes añadirle Pink Fairies, Cactus, Ten Years After...), esta es tu banda. Su mejor disco, el homónimo editado en 1971, es una cajón desastre de blues cavernario con olor a ampli requemado, alguna pájara de final de hippismo (esa maravilla que es Evening on the rooftops), y originalidad y libertad creativa. Todos los temas tienen su qué, y el resto de discografía aquí reunida completa el rescate de unos tipos que se quedaron con sus barbas colgando en la espiral del tiempo.



lunes, marzo 26, 2012

LOU REED & METALLICA, LULU


Qué pocas ganas le tenía a Lulu, y más siguiendo las distintas corrientes de opinión que se dieron tras su publicación (todo en el fondo muy predecible: los Loureedianos un poco alienados por el asunto, y los heavys que siguen rascándose la cocorota sin entender qué coño les ha pasado a Hetfield & co.). Hay novedades que nacen quemadas, viciadas por las opiniones extremas, y ya ni las escuchas. Pero en el fondo, sabía que Lulu tendría su momento en mis orejas. Y por fin ha llegado, meses después de que los que lo compraron lo hayan arrinconado en las estanterías ad eternum. Extraño, a ratos feo, Lulu me gusta porque me gusta oír escuchar a Lou Reed recitar como lo hace, y porque a ratos la química entre el viejo y Metallica funciona a todo trapo (Brandenburg gate, The view, Frustration, Mistress dead, por ejemplo). No es un disco tan complejo como lo pintan, es encontrar el tiempo para sentarte o pasearte con él, algo que cada vez hacemos menos, porque ya nadie encuentra tiempo ni ganas para enfrentarse a un cd doble como este; y es por otro lado difícil paladear en paz una obra expuesta a los prejuicios del público desde la primera noticia de su grabación. Metallica querían (y no es la primera vez) validarse como banda artie, y Lou necesitaba un vehículo potente y seguro, que no estrujara sus sesentonas neuronas más de lo necesario. Ambos firman un gran disco de anti poesía metálica que, paradójicamente, no ha hecho ningún favor a sus respectivas carreras.

lunes, marzo 19, 2012

DEF LEPPARD, PYROMANIA GLORIOSAMENTE REEDITADO


No voy a entrar en si Pyromania es una obra maestra superlativa, un disco perfecto de rock inglés con salsa americana, uno de los quince clásicos de los 80, merecedores de competir con sus padres de los setenta. Pero con la reedición en mis manos, doble cd, de este disco capital que Def Leppard graban en 1983, tengo la necesidad de concentrarme en el segundo cd, el que tantas veces dedican al relleno, a las tomas alternativas inútiles, a los pesadísimos remixes. Porque, ah, amigos, el segundo cd es un concierto íntegro de la gira Pyromania desde el Forum de L.A. Y aquí es donde los esquemas se tambalean. Quiero decir que estamos ante el doble Lp en directo perdido de los ochenta, el magistral live que podría haber competido con cualquier Stangers in the night de la década anterior. Si llegan a editar este concierto en 1984, millones de adolescentes habrían descubierto el rock n´roll al ritmo de Rock brigade. Es desde ya uno de mis directos capitales, y compite en la champions de los demás, del Fimore de Humble Pie, de UFO, de los Alive de Kiss... No me da miedo decirlo, hay que remover los altares, sacudir los mitos, revisar los intocables. Es la sustancia, una banda en el punto, las guitarras rompen con todo (Steve Clark, Les Paul a la altura de las rodillas, él era la imagen más rockera de la banda, el asidero donde podía agarrarse un cínico rockero stoniano de siempre), y la banda mata desde los primeros temas, con un Rock! rock! (till you drop) aceleradísimo y un Rock brigade que te reconcilia con el rock n´roll y su puta madre.


Estoy hablando de esencias, de una banda jovencísima que practicaba por primera vez en su vida un arena rock con sangre de club. Luego vendrían los accidentes, Hysteria y el éxito prefabricado, interplanetario, la muerte de Steve... Y buenos momentos, grandes momentos (ese vídeo en directo de la gira Hysteria, In the round, es un clásico de los 80), aunque para nada la misma sustancia euforizante que encuentras aquí. Def Leppard dejaron escapar su gran doble directo, su Live after death, supongo que ahora lo saben. Si todas las reediciones del mercado fuesen la mitad de reveladoras que esta, si todos los directos fuesen un tercio de volcánicos que este... Acabo de descubrir uno de los grandes live de los 80, perdido en el tiempo durante casi treinta años. Nunca es tarde, paro máquinas, no suena nada más que esto en mi viejo cd walkman, Another hit and run, Photograph, Stage fright... Todas en su perfecto punto de ebullición, cuando todo estallaba por primera vez, cuando Joe Elliot lucía la Union Jack, cuando Rick Allen golpeaba con dos brazos, cuando Steve Clark reinaba en el escenario.

domingo, marzo 18, 2012

WEST, BRUCE & LAING, WHY DONTCHA (1972)


La familia Cream-Mountain es casi tan extensa como la Purple family, y seguir la pista de los Leslie West, Clapton, Bruce, Baker, Pappalardi, Laing etc. es una labour of love que puede llevarte toda una vida. Poco he oído hablar de la banda que en 1972 formó el gordo Leslie, recién disueltos Mountain, con su compañero batería Corky Laing y un Jack Bruce que ya había dejado claro con sus discos en solitario quién era el alma compositiva de Cream. La banda, West, Bruce & Laing fue un rocoso power trío de probadas capacidades blues rock a lo bruto, pero con sensibilidad para intensos medios tiempos rebosantes de melodía. Componían los tres, y se repartían las voces también. Why dontcha, el primero de los dos discos en estudio que firmaron, afianza el legado Cream, nos muestra a los tres músicos en estado de erupción total (The doctor es un temazo, Third degree, blues paquidérmico de Mr. Bruce, While you sleep, con todo el poderío soul de West...), y es otro tratado power trío de los muchos que surgieron en la época, y que tantas bandas jóvenes actuales fusilan sin vergüenza alguna.



lunes, marzo 12, 2012

ANTIGA FÀBRICA MORITZ, BARCELONA

Como es habitual, los barceloneses nos hemos lanzado a husmear como perros por la nueva Fábrica Moritz de Ronda Sant Antoni. Un proyecto ambicioso de la marca cervecera, gastronomía-cultura-ocio en el edificio de la antigua fábrica Moritz, cuya renovación ha diseñado el arquitecto Jean Nouvel. En mi caso, la parte cultural y ociosa del proyecto se reduce a bajar las escaleras para ir a los servicios y disfrutar de la arquitectura de arcos y corredores de piedra; es en la parte gastronómica en cambio, donde de verdad tengo ganas de extenderme.


El restaurante de la Fábrica Moritz está en la planta baja del edificio, y es una gran superficie que, cuando está repleta de clientes (arriésgate a ir fin de semana a la hora del aperitivo, valiente) se asemeja más a un comedor escolar. Aunque solo hay que adentrarse en la carta (amplísima, recogiendo todas las tradiciones taperas y bocadilleras de la ciudad) y empezar a pedir a lo loco para darte cuenta de que el proyecto gastronómico ideado por Jordi Vilà (Alkimia-Vivanda-Saltimbocca-Dopo) tiene una base sólida.



Las cañas de Moritz son obligatorias para refrescar el tapeo, e imprescindible también es la bomba, magistral y suave hasta que empieza a picar como es debido. Perfecta. Hay todo tipo de tapas, croquetas indispensables, mini-frankfurts como representación de la costumbre frankfurtera barcelonesa, un sandwich con huevo y panceta tremendo, un robustísimo bocadillo de pies de cerdo, pecaminoso y denso; mal las bravas, buenas las alcachofas. La quizás excesiva variedad de la oferta no parece repercutir en la calidad. Todo a buen nivel, a veces de notable. Hay detalles que me encantan, como que te sirvan el café en bandeja y con un vasito de agua. El servicio está ideado para que las cosas no tarden, hay movimiento y jaleo urbano. Horarios amplios, ideales para darte un banquete por la tarde al salir del trabajo.

domingo, marzo 11, 2012

MARK LANEGAN BAND, BLUES FUNERAL


A Mark Lanegan siempre se le va a pedir que vuelva a sus primeros discos en solitario (y unos cuantos inmaduros siguen reclamando una reunión de Screaming Trees), a Whisky for the holy ghost o Scraps at midnight, sino formalmente si en espíritu. Y con Blues Funeral no solo ha vuelto al gesto esquivo y arenoso que me enamoró, en verdad, ha vuelto a enamorarme. Y no era fácil, Lanegan ha creado un personaje borde, rugoso y arisco, y sus últimos proyectos, aunque respetables, habían dejado de interesarme. The Gutter Twins no dejó la huella esperada, y de los dos discos en los que le prestó la voz a Isobel Campbell me quedo con un greatest hits entre ambos. Aquí, Blues Funeral arranca bien desde la preciosa portada y los cuatro primeros temas, repletos de la calidez rocosa de esta gran voz. Bleeding muddy water es una oración laneganiana ya clásica, tanto como St Louis elegy, Phantasmagoria blues, Harvorview hospital o Deep black vanishing train, y sí, Riot in my house tiene algo de la banda de los orondos Conner; dos peros, Ode to sad disco me asusta al recordarme a James, y el power pop versión Lanegan de Quiver Syndrome se me hace largo y plano. El buen fan debería estar tranquilo, servirse su mejor ginebra y esperar a que estas canciones calen hasta los huesos.

miércoles, marzo 07, 2012

ESCUCHAR MÚSICA A LOS 35

La edad te gasta. Es inútil que críticos y escribas musicales traten de colarte cosas que no son. O quizás lo sean, pero tú ya no tienes el cerebro tan limpio y joven como para hacer sitio a diez obras maestras al día. Tus listas de los mejores del año se van reduciendo, o ya ni las haces, y ante cualquier supuesto buen disco, antepones con más ímpetu, inevitablemente, tu estado de ánimo. Ah, la pasión, todavía la sientes claro, pero es idiota pensar que después de un millón de discos sentirás lo mismo. Lo sientes diferente, y cuanto antes te des cuenta más disfrutarás de lo que te queda. Date cuenta de que cuando tengas una edad detectarás la impostura a leguas, dejarás de comprar revistas que antes te iluminaban y ahora te parecen repetitivas y aburridas, no te fiarás de los que escuchan demasiada música y opinan demasiado, huirás de las críticas de discos largas y llenas de adjetivos, y te refugiarás en los que lo tienen claro, en la síntesis y la metáfora. Y continuarás escuchando música, más limpio, más apartado de las modas solubles, paciente, guardándote los tesoros para cuando los necesites, y escuchando solo aquello que te pides a ti mismo, lo que te ayuda. Seguirás pasándotelo de puta madre. No está mal a cambio de un poco de pasión de juventud.

domingo, marzo 04, 2012

JACK BRUCE & ROBIN TROWER, SEVEN MOONS


La pasión es algo innato en Jack Bruce, le sale por la boca, en la voz, y le sale por los dedos, como bajista. Y cuando el personaje anda en forma y bien amueblado (un genial, cuidadoso, elegante Robin Trower le da la réplica a la guitarra, después de haber colaborado varias veces en el pasado), el resultado puede ser esta pequeña obrita maestra llamada Seven Moons, editada en el 2008. Pasajes como Just another day te recordarán al Jack Bruce más creativo y jazzy, mientras que la inicial Seven moons o Lives of clay contienen suficiente infraestructura blues / rock como para contentar a los que buscan en cada movimiento de Bruce un algo de Cream. No hay mucho que decir, este es un disco con magia, simple y llanamente.