viernes, agosto 27, 2010

IRON MAIDEN: "THE FINAL FRONTIER" (2010)


Los adolescentes que entran en el mundo Maiden con sus últimas obras en estudio deben alucinar. Yo entré en este universo cuando editaban Fear of the dark en 1992 -aunque préviamente descubrí el heavy de la mano de una cinta en la que mi hermano tenía grabado el Live after death, el día que puse el casete en el reproductor y escuché los primeros segundos de Aces high, mi vida cambió por completo, jamás lo olvidaré-, y Fear of the dark era un disco fácil, enérgico y rockero por decirlo de algún modo; ahora en cambio si un chaval se bautiza en esto de Maiden con un disco como The final frontier, bien, es como examinarse de coche sin ni siquiera haber ido en patinete. Maiden están desde hace diez años en su propio laboratorio de heavy progresivo-épico-operístico, si bien en las épocas Seventh son of a seventh son o Factor X ya iban por caminos similares. Por eso lo tomas o lo dejas. De los últimos cuatro discos en estudio puedes pillar uno o dos temas por álbum que puedan estar en la liga del heavy rápido y arrebatador de 2 minutes to midnight, lo demás es puro teatro: Harris elaborando complicadísimos circuitos de progresiones, zig zags, vuelos supersónicos y atmósferas varias, y Bruce ejerciendo de tenor en la obra. Es lo que intentaron hacer Judas Priest con Nostradamus y les salió un tostón del que todavía no nos hemos recuperado, pero Maiden llevan trabajando en ello mucho tiempo, y les sale mucho más natural. Y no nos engañemos, The final frontier no puede competir con cualquier obra clásica de la banda, si bien aquí hay temas que merecen una escucha silenciosa, un disfrute sosegado, y mucha paciencia, claro. Bruce canta con pasión, y aunque ya sabemos que su voz ha perdido cierta brillantez, cierto color, que no garra, Bruce se conserva maravilloso y en directo recupera a ratos su trono, él es la llave para que Maiden estén donde están, lo demás es Steve Harris, Adrian Smith (el guitarrista es el complemento compositivo del omnipresente Harris) y los otros, pero el empeño de Bruce para que las canciones suban y suban, su pasión, es lo que hace que los Maiden actuales no parezcan envejecidos y rancios científicos experimentando en su laboratorio. Las guitarras recuperan esplendor en temas como The man who would be king, y funcionan las largas operetas como este mismo tema, o el último When the wild wind blows (hay que decir que aquella The clansman de Virtual X, ha sido una de las canciones de Maiden más influyente para los propios Maiden, en cada disco la utilizan de molde, como es este el caso), luego el nivel baja en mi opinión con Mother of mercy, paradójicamente muy pesada con sus cinco minutitos de duración. Adoro la emoción de Bruce transmitiendo las últimas palabras del astronauta a punto de ser abrasado por el Sol en Satellite 15... The final frontier (qué bien hubiera quedado este tema en Somewhere in time), y creo que el single El Dorado funciona de fábula en directo, aunque en estudio la encuentro precipitada, con un estribillo forzadísimo y poco original. The final frontier está a la altura de A matter of life and death, aunque quizás no supere a Dance of death, que con el tiempo considero el mejor disco desde la reunión con Bruce. Escasos peros en esta nueva obra de horrenda portada (la de A matter of life and death fue la mejor en mucho tiempo); The final frontier mantiene viva la llama, y eso nos llena de alegría a los fans. Recomiendo por cierto, los análisis canción por canción de los blogs amigos Marru rocks the world y Los 3 + rockeros. Este disco da para mucha literatura, y eso es bueno.