miércoles, enero 27, 2016

EL SEXO AHORA


Como don de la vida, el sexo ha sido un excelente compañero de viaje todos estos años. Haciéndolo e imaginándolo. Escuchándolo y cantándolo a pleno pulmón en el 95% de las canciones que han marcado mi vida. Riéndome de él, sufriéndolo, buscándolo, utilizándolo, lamentándolo, marginándolo, jodiéndolo. Etcétera.

Aunque mi maquinaria natural se mantiene digna, claramente la edad modifica costumbres, deseos y hasta posturas. La edad me hace muy proclive a hablar del coito, a pasar buenos ratos conversando sobre aberraciones y tamaños. El sexo es un excelente material de tertulia y risa, ahora que el corazón ya no palpita como solía. Hay una tranquilidad, un espacio para lo íntimo, y otro espacio para lo burro y aberrante, claro. Lo más aberrante que me ha ocurrido últimamente fue cuando en plena fiesta navideña, un amigo, emocionado y bien bebido, me cogió los cojones en pinza, bien agarrados, y me miró con cara de poseso. Luego siguió a lo suyo, y continuamos con la fiesta como si nada hubiera ocurrido.

El deseo está ahí, thank God, cierto riesgo, y el aprecio por lo que te excita y por las cosas bonitas que te estimulan. No voy babeando por la calle, pero estoy bien.