martes, julio 12, 2011

ESCRIBE, ESCRIBE, ESCRIBE

Escribe lo que te pase por la cabeza, no esperes ni pienses. Pensar enreda las ideas que todavía están mamando la sustancia mágica, no pienses y escribe, nota como el ritmo va tensándose, como las capas van cediendo y te acercas a algo, de nuevo, mágico. Tu vida es igual de fascinante que la de otro, espera, no, tu vida debe ser escrita. Coge una parte, un detalle, déjate llevar por una tontería, enrédate como un gato y el ovillo de lana. Haz un mejunge que nadie entienda, ya le darás forma, ya mejorará. Escribir es dejarse llevar, cuando quiero escribir algo y no paso de la intención me pongo enfermo, dónde está el "clic", dónde está mi "clic". Quiero palabras, quiero sentir el ritmo, que los dedos trabajen, que corran. Verticalidad, intención, decisión. Insiste, sácate partido. El problema de las miles de personas que tienen talento para escribir y no lo saben (de hecho, cualquiera puede escribir cosas bonitas) es que no se sacan partido. Se miran al espejo y no se ven guapos, y ni siquiera le sacan punta al lápiz porque creen que nada de lo que viven merece ser escrito. Puedes escribir de lo que quieras, necesitas encontrar el "clic", busca algo, haz tonterías en la libreta, en la pantalla. O como ahora yo, escribe lo que sientes cuando escribes, sé egoista, habla de ti. Frases cortas y certeras, dardos, ya verás como en casi todas das en el blanco. Luego te lo lees una vez, cortas aquí y allá (corta siempre, no alargues, no seas retórico, no seas poeta, queremos prontitud, energía, cadencia, músculo), y al fin, le das a "publicar entrada". Y mírate ahora, saciado, completo, un poco más feliz.

ALCOHOL, TABACO, CARNE

Sé que no tiene mucho sentido, pero la gente que no bebe ni que sea un culillo de vino en una cena de viernes noche me parece cuanto menos sospechosa. Vaya por delante que tengo amigos abstemios que no entenderán de qué coño estoy hablando. Pero beber -moderadamente o no, esa es tu decisión- es importante. Acompañar los buenos momentos (ya no hablo de los malos) con algo de alcohol afina los sentidos, abre perspectivas y desengrasa el espíritu. Es sórdida una vida dependiente del bebercio, como el tipo del bar de abajo de mi casa, que se fulmina varios cubatas cada tarde cigarrillo en mano, mientras su cría de tres añitos come patatas chips a su lado; pero también tiene algo de oscura una cena en, pongamos, El Celler de Can Roca, unicamente con agua mineral, o un concierto de blues con una triste Coca-Cola, o una conversación en el Dry Martini sin gin tonic o lo que se tercie. Me pasa lo mismo con los vegetarianos, ¿se puede vivir sin comerse uno un filete de vez en cuando? ¡pero cómete ese chuletón, hombre! Abstemios y vegetarianos, que sin condicionantes religiosos ni de salud, habéis decidido beber agua y comer tofu, os admiro. ¿Y fumar? supongo que muchos fumadores tampoco conciben la vida sin el encanto del humo flotando delante de su cara. Es lo que me ocurría a mi antes de dejarlo.