miércoles, junio 08, 2011

CINDERELLA


Si es que es normal que Tom Keifer se haya pasado media carrera como músico entre especialistas para ver cómo demonios le arreglaban las cuerdas vocales. Su voz debe salir del rincóm más insano y mugriento de su aparato respiratorio, y ya desde joven, se le notaba que sacar un concierto adelante le representaba más esfuerzo que a la mayoría. Pero qué estilo, qué seguridad con la Les Paul, con la Telecaster, qué clase. El carisma y atractivo de Tom era tal que dejaba a los demás miembros de la banda en un lejanísimo segundo plano. Lo tenía clarísimo, Tom sabía cuál era su posición en el escenario, como debía arquear el cuerpo, marcar los riffs, sudar y respirar; a su lado, los demás eran hamsters correteando de un lado a otro. Ilusiona saber que el viernes podré verle por primera vez, y entiendo que tendrá sus limitaciones, y que no será igual que en la gira de Heartbreak Station, solo faltaría. Pero será una bonita noche.