jueves, diciembre 29, 2011

UN DIOS SALVAJE


Polanski ha filmado Un dios salvaje sin intención de huir de su original teatral, a excepción de los planos que abren y cierran el film, necesario el del principio, irónico el del final. La película es un regalo para sus actores, envenenado en el caso de Jodie Foster, que se pasa y no me convence, y adecuado para la siempre luminosa, cada vez mejor Kate Winslet, y un Christoph Waltz al que da gusto paladear, aunque le va a ser difícil huir de su condición de "cazajudíos" ganada apulso con Tarantino, y más si él no pone nada de su parte. Rápida, como digo irónica, deviene en comedia más al uso a partir de que sus cuatro personajes empiezan a ingerir scotch de 18 años, a media película. La conclusión es la esperada: los conflictos de nuestros hijos son un reflejo de nuestras contradicciones, miedos y bajezas. Casi que mejor que los niños se eduquen entre ellos.