viernes, febrero 29, 2008

LA VIEJA GUARDIA

Poco a poco la antaño peligrosa y violenta población heavy retrocede hasta reductos ínfimos de nuestra sociedad, como el concierto de Megadeth de ayer.
Suben nuevos mochuelos de negro, que aprenden que la vida se resume en un solo de guitarra a velocidad estratosférica, una cerveza en vaso de plástico y una camiseta de Iron Maiden, yeah. Pero ¿dónde está la vieja guardia? Ahí, continúa ahí, en la parte de atrás del Razzmatazz, cerveza en mano. Han cambiado, son más gordos que antes, que ya es decir, y ya no son peligrosos, ahora, cuanto más alto y gordo más buen tipo es. Ayer un gigante casi me tira la bebida y en fin, se disculpó como un dulce jilguero, eso es talante. Son unos buenazos.
El público heavy es el único que cuando entra en la sala donde se va a celebrar el ritual en directo, ni siquiera mira el escenario, van directamente al lavabo a mear todo lo que se han metido en la puerta. Los lavabos heavys son una subsociedad perfectamente estructurada. Conversaciones, encuentros, vómitos (si tienen la delicadeza de potar en el lavabo, que no siempre), tipos meando al estilo torero, cerveza en mano. Durante un concierto heavy puedes llegar a visitar el excusado de tres a cinco veces, es como el escenario paralelo. En la edad de piedra, en festivales como el de Donington, los heviatos no estaban dispuestos a cruzarse medio recinto para mear, así que lo hacían en garrafas que luego lanzaban amablemente al escenario si el grupo no les convencía.
Ahora todo ha cambiado, el heavy bruto de antes es un buenazo con mujer, hijos y el Imagenio instalado en casa, y los conciertos son la excusa para reencontrarse con los amigotes, beber y si queda tiempo, ver al grupo de turno.