lunes, abril 25, 2011

TESOROS SONANDO EN EL COCHE

Tesoros: una cinta de color negro con el Hysteria, otra BASF con una cara del Made in Europe y otra con Difficult to cure de Rainbow, una Sony con Live after death... Cassettes que datan del 85, 87, 88... Primero fueron la educación musical de mi hermano (que luego él se encargó de dejar de lado cuando se hizo mayor, aunque siempre será una persona sensible e intuitiva musicalmente), luego la mia. Yo no sabía nada de heavy, me daba respeto incluso. Pero puedo recordarme escuchando por primera vez aquella cinta con el Live after death y pensar, dios, esto no puede estar pasando... Tales joyas, que una vez fueron cintas vírgenes compradas en alguna tienda de barrio, y que no cambiaría por nada, suenan de nuevo estos días gracias a que me he cargado el adaptador del discman para el coche, nuestro old Nissan Almera del 98. Y yo NO puedo conducir sin música. De modo que he abierto un par de cajas, y las míticas cintas de mi infancia ya están de nuevo en circulación, para escarnio de mi pareja. Me gusta disfrutar de esas viejas carracas del pleistoceno, mientras en la autopista todo son Qashqai con infinitos archivos de canciones, Spotify´s etc. Mis cintas, mis dulces cintitas. Para qué preocuparme de los vinilos de 180 gramos si tengo cerca una mierda de cassette con cuatro temas de Cinderella, algo de Led Zeppelin grabado de la radio (chic-chic, el sonido del rec+play en el momento en que el locutor se calla la boca y empieza la canción) y otro algo del Perfect Strangers, una copia de otra copia de un amigo de mi hermano. Una Semana Santa de viejas y analógicas glorias que la perra ha estado a punto de joder, cuando ha echado la pota encima de una polvorienta copia del Overkill de Mötorhead y otra del Piece of Mind de Maiden ¡Me he tenido que emplear a fondo con el trapo!