lunes, julio 06, 2009

THE GORIES + OBLIVIANS (SALA BE COOL, 5-VII-09)

Maldita sea, qué privilegio, que puto privilegio. La importancia histórica de una banda como The Gories va creciendo y crecerá progresívamente hasta que tus nietos te pregunten por ellos a la luz de la chimenea. Yo los vi, a los garajeros de Detroit que pasaron la herencia Velvet-Stooges por entre la selva amazónica y las sucias chimeneas de la motorcity, y la dejaron en bandeja para que bandas como White Stripes tuvieran algo a lo que agarrarse. Ya Mick Collins (llegué a The Gories por los explosivos Dirtbombs, su última banda) me parece un geiser de tio, su guitarra suena como si encerraras en una jaula a veinte gatos salvajes con rabia, y su presencia es inconmensurable, este tipo debería haber formado el trío de polis perfecto con Starsky y Hutch, o darle por culo a Harrelson y sus hombres para formar una nueva policía de negros de dos metros de altura.


(Mr. Mick Collins: God is in the house)

Me gustó también esa nieta de la velvetiana Moe Tucker, la batería Peg O´Neil, básica y solemne, sus tambores abroncan el sonido tosco y fiero de Collins y Dan Kroha. Realmente tremendos, y recomiendo para quién no lo haya escuchado, su segundo disco, I know you fine, but how you doin´? Aunque vistos y oídos ayer en la sala Be Cool, nada como tener a The Gories reunidos de nuevo sudando en tus narices. La gente vibró el domingo, con The Gories y con otros garajeros de principios de los 90, The Oblivians, que electrocutaron el escenario con su primitivismo y actitud compulsiva, punk-blues del subterráneo, canciones mínimas y ni rastro de un bajista. Humíldemente, una grandísima noche.