viernes, abril 04, 2014

SOY PADRE, Y NO ME TOQUES LOS COJONES

Soy padre, y no me toques los cojones.

Mi hija me ha enseñado que hay un camino, y que lo otro importa menos. Mi hija me protege, me ha concedido poderes ilimitados, fuerza, inteligencia, y un talento que no creía tener. Mi hija me ha convertido en alguien que vale mucho la pena. No me toques los cojones. No es una cuestión del lugar que ocupas en una escala social o laboral, es algo que no vas a entender nunca. El amor de mi hija es protector. Puedo llorar y puedo acabar el día arrollado por un tren de mercancías, no importa. Donde antes me detenía a mirar a los demás como un perro abandonado, ahora enfoco y sé a dónde debo ir. Tengo una visión lejana, infinita. Cuido de ella y de su madre, cuando tú solo cuidas de tonterías. Mi vida tiene un relato.

Eres tan imbécil que no lo entiendes. No existe la humillación, y al primer paso atrás ella me resitúa. No somos los padres los que criamos a nuestros hijos, ellos nos crían y nos enseñan. Nos salvan y nos redimen de nuestros pecados y nuestra estupidez. Me he dejado mucho amor por el camino, mucha rabia, he vivido como un juguete escacharrado, un satélite averiado buscando alguna señal perdida en el espacio. Ahora estoy aquí. Me queda tanto amor por dar, y sé exactamente quién lo va a recibir. No me toques los cojones.