lunes, enero 03, 2011

UNA GUIONISTA EN CLASE

En el último curso de guión, ella era siempre la primera en llegar. Al entrar para preparar la clase, me la encontraba ya en su sitio, silenciosa, leyendo a Chuck Palahniuk. Tiene una voz, un físico y una actitud que miran hacia dentro, es poco dada a la conversación vanal, luce camisetas de Nirvana, y alterna revistas de heavy con literatura y un mundo interior, seguro, lleno de contradicciones y claroscuros. Ella no es convencional, con 18 años es de largo la más joven del grupo, y sin embargo la que primero interviene, pregunta, propone en clase. Su proyecto era un poco vago, la idea una locura, sin embargo pronto vi que detrás de aquella idea había algo más, y que ella tenía muy claro como iba a ser su guión. Pero nadie tuvo la película en la cabeza hasta que no nos enseñó el cómic que había dibujado años atrás, como trabajo en la escuela, en el que había basado la idea para el proyecto. Nos mostró las viñetas sin darle importancia, mirando a otro lado, y entonces vimos como esos dibujos, esa sencillez del trazo, de la historia, te llevaban al corazón de lo que quería contar, y lo hacía a su manera, con sus reglas y su lenguaje. Dos hojas dibujadas por una adolescente que son una maravilla. Ella ya tiene una voz propia, cuando muchos emplean años de oficio en encontrarla, si lo hacen. Entonces yo me sentí un obstáculo, mis consejos, mi aplicación de ciertas "reglas" (algo que trato de evitar, pero no siempre lo consigo) a la hora de crear una historia no hacían sino cortarle las alas. Es tan joven, su mente en contínua explosión, que lo que menos necesita es que alguien le corte por aquí y por allá y le marque un camino concreto a seguir. Hay que darle confianza, poco más. Ahora sus ideas deben expresarse líbremente, y yo debo cogerlas con pinzas y no toquetearlas con mis manos manchadas de teorías e ideas preconcebidas, porque entonces perderán la intensidad de aquellas dos hojas de cómic que tanto decían, sobre su historia y sobre ella.