martes, noviembre 30, 2010

LOS QUE DESENTONAN

Me hago mayor, y cada vez soporto menos a los tipos que desentonan. Bien, no sé si eso tiene relación con hacerse mayor, lo que sé es que los odio, aunque en el fondo sufro por ellos. Ayer viendo el partido del Barça en un bar, todo el mundo bebía y etcétera (el fútbol en el bar, como las fiestas mayores y como tantas cosas en la vida, es una excusa para beber), pero había un tipo que daba el cante (y eso es difícil en el bar con un Barça-Madrid), había mamado mucho más de la cuenta, claro, pero también era gilipollas, y trágicamente no se daba cuenta de ello. Él gritaba más que los demás, en momentos en que nadie estaba alzando la voz, y daba muestras de ser un gran practicante del don de lo inoportuno. No hablo solo de fútbol, hay gente inoportuna en todas partes, que aparece cuando no se la espera, que habla cuando necesitas silencio, que ladran cuando los demás hablan. Si lo hicieran dos, tres o cuatro no pasaría nada, pero son ellos solos. Se toman unos cuantos decibelios de libertad y total, los utilizan para decir sandeces. Será porque soy muy propenso a sentir vergüenza ajena, pero sufro muchísimo cuando noto que alguien desentona, y hace el ridículo y todos lo saben. Entonces bajo la mirada, me pongo tenso y ruego para que pase lo antes posible. Será, seguro, porque yo también he desentonado más de una vez. Quién no.