miércoles, febrero 11, 2009

BLACK SABBATH: BORN AGAIN ERA (PRIMERA PARTE)


Una ciudad cualquiera en Estados Unidos. Black Sabbath on tour, 1984. En el lobby del hotel, Tony Iommi, Ian Gillan y Geezer Butler atienden a los periodistas. Todo normal hasta que Gillan, sentado en el sofá entre Geezer y Tony pierde la noción espacio temporal y cae redondo encima de la mesa donde reposaban los cafés y las grabadoras de los periodistas. Todos alucinan menos sus compañeros de banda, que siguen la entrevista como si nada.
En las temporadas 83 y 84 Ian Gillan estaba en un momento de desfase importante, bebía y bebía, y a pesar de haber sido intervenido por problemas con sus cuerdas vocales poco antes de iniciar la grabación de su disco con Black Sabbath, Born Again, hacía caso omiso a cualquier recomendación médica y se jugaba sus cuerdas vocales y su estado mental a cada cubata. El resto de la banda se lo tomaba con más calma, aunque también disfrutaban de la noche, a pesar de no caer fritos en medio de una entrevista como si le ocurría a Gillan.

En 1983 Sabbath conservaban el estatus, eran reivindicados por todas las bandas metaleras que triunfaban a principios de los ochenta, y ese estatus les permitía emprender grandes giras por Estados Unidos a bordo de limousinas, alojándose en los mejores hoteles y comiendo y bebiendo -y supongo que follando- lo más selecto. Bev Bevan, el batería que sorprendentemente tocaba con ellos en aquella época, procedente de la Electric Light Orchestra (añadid las "!!!" que creáis convenientes), relataba en un diario personal de la época una vida en la carretera lujosa y cómoda: ni furgos ni autocares, vuelos de ciudad a ciudad y una existencia regalada. Iban de estrellas porque se lo habían ganado, tanto con Ozzy como con Dio, Sabbath habían hecho los movimientos correctos en su carrera, y a pesar de las dificultades, habían conseguido mantenerse en la cresta. Pero pocos sabían que Tony Iommi se disponía a lanzarlo todo por la borda, casi como si fuera fruto de un plan premeditado.


(Gillan y Sabbath sellan su alianza cervezas en mano, para escarnio de la comunidad heavy ¿Purple Sabbath? ¿Deep Black?)

Después de la ruptura con Dio durante las polémicas mezclas del directo Live Evil, la noticia saltó a los medios: Ian Gillan sustituiría a al ex Rainbow como cantante. Al parecer, Gillan se encontró en un pub con Geezer y Tony, bebieron Guiness hasta reventar y cuando ya ni se tendían en pie, se les ocurrió pensar ¿y si te vienes con nosotros Ian? A la mañana siguiente, superada la resaca, se llamaron mutuamente para asegurarse de lo que habían acordado. Era verdad, Gillan sería el nuevo cantante de Sabbath. Sus únicas condiciones son de sobras conocidads: no luciría cruces ni cuero negro en su vestuario, iría a su bola como siempre ha hecho.
La reacción de prensa y fans fue dispar, morbo por un lado, escándalo de los más integristas por otro, incapaces de asumir que Deep Purple y Black Sabbath, dos estilos musicales realmente opuestos, iban a fundirse en uno solo. Pero lo primero era grabar un disco, y a eso se pusieron, con un endeble Bill Ward a la batería, inseguro y deprimido, todavía en plena nube alcohólica. El bueno de Bill no duraría mucho en el barco, y sería sustituido por Bev Bevan para la gira posterior.



Para valorar un disco -mítico para mi- como Born Again hay dos opciones: irse al disco editado o a las demos que salieron en pirata bajo el nombre de Born Again Unmixed Demos & The Fallen (siendo The Fallen un bestia tema inédito no publicado en el disco final). Las dos opciones son válidas, el disco editado es sucio y ruidoso como una perrera, es en cierto modo revolucionario, un heavy metal saturado y salvaje, con riffs potentes, muy brutos en temas como Hot line o la moderna Zero the Hero, y baladas épicas salidas de un campo de batalla de Conan El Bárbaro, después de una sangrienta batalla, como Born Again o Keep it Warm; un disco que jamás se ha calibrado en su justa medida, canciones perfectas, monolíticas, verdaderas construcciones de granito que pocos supieron entender en la época. Para mi gusto, las demos flojean (aunque los fans acérrimos, horrorizados por las mezclas tan pringosas y brutas del Born Again que todos conocemos, creen que ese es el disco que debería haber sido publicado) flojean, digo, porque no tienen este carácter sucio y sobresaturado del disco final, son más standard, y la guitarra es más convencional, aunque Gillan está salvaje.


(El famoso pirata con las demos de Born Again)

Born Again era un disco grande, tanto que ni sus autores sabían lo que tenían entre manos, y da la sensación de que ellos mismos lo menospreciaban. De hecho, en la siguiente gira de Sabbath, ya sin Gillan, no tocaban ningún tema de Born Again. Una pena. La portada del disco es clásica, el bebé rojo es ya un amigo de la familia, por más que Gillan contara que vomitó cuando la vio por primera vez.
El disco estaba hecho, y no había salido nada mal. Ahora faltaba grabar un par de videos promocionales ridículos pero encantadores (consulta obligada en youtube) y a la carretera.
Ah, pero la carretera nos tenía reservadas muchas sorpresas, momentos Spinal Tap de sobras conocidos, otros no tanto, y algunos logros también, aunque nadie quiera recordarlo. Pero eso será en el próximo post, va a ser diver, lo prometo.