martes, septiembre 08, 2009

"ANTICRISTO"


En Cannes, Lars von Trier paseó arrogancia rockera de la mano del estreno de su Anticristo. Ante las quejas, insultos e improperios, y también risas, que provocó su película, él declaró que le daba igual, que "soy el mejor director del mundo", y añadió que no filma para el público sino para él mismo, y que nosotros somos simples invitados a sus películas. Chapeau! Da gusto que por los Festivales -eventos donde se presenta el mundo del cine como lo que ya no es, sobretodo en los festivales españoles, donde actores y directores viven unos días en una nube de focos y ruedas de prensa aduladoras que no son más que mentira, ya que la cruda realidad es que el cine, sobretodo el cine español, ya no interesa a nadie- se paseen, decía, tipos políticamente incorrectos y que lo manden todo a tomar por culo, aunque solo sea pose. Otra cosa es que Anticristo realmente valga la pena, y para la mayoría de seres humanos que la han visto no vale un céntimo. Hay imágenes impactantes, o que por lo menos lo pretenden, una situación límite de los personajes, atmósfera opresiva... pero el caramelo no llega nunca. En materia de anticristos hemos visto demasiadas veces La Profecía y El Exorcista, y cuando acaba la proyección del film de von Trier nos preguntamos (indignados, dormidos, aburridos según el caso) dónde está la película de terror (de autor) que habíamos venido a ver, dónde nos hemos dejado al creador de Bailar en la Oscuridad y Dogville ¿Provocadora? En Anticristo la provocación no está en la tan comentada corrida de sangre, y sí en el hecho de no dar al espectador nada de lo que espera, y ese quizás sea un mérito de una propuesta en la que campan a sus anchas la desconexión narrativa, los cortocircuitos mentales, los estallidos de sexo compulsivo, el bosque, la violencia, la religión y Satán, el monstruo que hay en mi, el rostro pattismithiano de Charlotte Gainsbourg y un zorro que le dice a Willem Dafoe: "El caos reina".