lunes, febrero 01, 2016

A SOLITARY CANDLE


In the villa of Ormen, stands a solitary candle. In the center of it all.

La muerte de nuestros amigos, las lágrimas, ser testigo de la marcha de personas a las que quieres. Y también la caída de nuestros héroes, uno detrás de otro. Estamos en un momento del camino en el que Dios nos está haciendo muy conscientes de la muerte.

Por mi parte, nada estoy aprendiendo de todo ello. No sé aprender de la muerte, ni me hago más fuerte ni más sabio. La muerte de los demás te erosiona y te desgasta, te roba un pedazo y otro de aquel material que, una vez, pensaste que era indestructible.

No sé muy bien qué decir de Blackstar. Último disco de David Bowie, palabras cantadas por una persona que sabe que le queda poco tiempo. Sí que sé que estos temas, extraños, esquivos, de una tortuosa, melancólica, amorosa sensibilidad, son ya parte de mi banda sonora para estos tiempos extraños, y esta edad extraña en la que vivimos cosas que no queremos vivir.

Podría extenderme en elogios, y elevaría estas siete canciones a lo más alto del canon de nuestro amado thin white duke. Pero no tengo ganas de calibrar Blackstar en la obra de Bowie. Tan solo me salen palabras de agradecimiento al hombre, por lo que nos dio y por este último aliento mágico. Blackstar, ojalá te acompañe y te cuide cada noche, ojalá te haya emocionado tanto como a mi.