Cada año que pasa detesto más las huelgas. Ahora la de los guionistas en USA. Las huelgas las hacen quienes pueden, y quienes pueden no suelen pensar que debajo hay otros colectivos que lo van a pasar muy mal por culpa suya. En el caso de los guionistas de Hollywood, está la audiencia televisiva, que ve como sus series favoritas han sido canceladas hasta nuevo aviso por falta de guiones. Y eso es triste, porque un telespectador te da su tiempo y confianza, cualidades que empleará una hora a la semana en atender a tu obra, es decir, millones de personas que te están pagando el sueldo, sr. guionista, te están manteniendo tu casa, tu coche, tu carrera, tu ego y que ahora tú vas y las dejas de lado, las traicionas. Ellos te han hecho alguien y tú se lo metes todo por el culo. Muy mal. Eso por un lado. Por otro, imagínense, miles de técnicos, ayudantes, becarios, señoras de la limpieza, actores, extras que ven como sus trabajos peligran, porque las grandes cadenas pierden millones de dólares (la ceremonia frustrada de los Globos de Oro como ejemplo), y porque simplemente no hay nada que grabar, no hay guiones.
Por tanto, no, no estoy a favor de la maldita huelga de guionistas. Habrá otras formas de presión, vaya, como que son guionistas ¿no? podrán pensar en algo emocionante y original para conseguir sus objetivos sin fastidiar a tanta gente que no tiene nada que ver y que encima han de solidarizarse con ellos, porque sino les van a señalar con el dedo cuando acudan al trabajo.
Y es que además, los guionistas están dentro de una industria, la del audiovisual, en crisis. La gente no va a los cines, internet lo devora todo sin que nadie pague un duro. Lo mínimo que podrían hacer es esforzarse para sacar del pozo a la industria que les paga. Porque cualquier día de estos, ellos y nosotros nos vamos a ir a la mierda. Y a mi se me pone la piel de gallina con solo pensar que tendré que volver a echar un currículum en la FNAC.
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