jueves, julio 03, 2008

UNA ESCUELA VACÍA.

Una escuela vacía tiene algo de fantasmal, a la vez que fantasioso. Clases silenciosas, la cocina tan bulliciosa y humeante, a oscuras, los lavabos oliendo a... ¡nada! pasillos y escaleras desiertas, los campos de fútbol y baloncesto únicamente cemento ardiendo al sol. Caminas por las clases y te sientes un ladrón de tesoros que entra furtivamente en un templo sagrado, o piensas que estás estorbando y despertarás a los cientos de niños que parecen flotar silenciosamente por el ambiente. Seguro que muchos fantaseábais con entrar de noche a la escuela y tenerlo todo para vosotros, sin normas, sin reglas, mear en el lavabo de las chicas, escribir insultos a los profesores en las paredes, destrozar a base de "puta" y "polla" las gigantescas pizarras. Han terminado las clases, y hoy andaba por esos pasillos y sentía que me subía la adrenalina, como cuando era chaval y miraba a los lados antes de robar algún CD en El Corte Inglés. Como cuando soñaba que todos desaparecían y la clase era para mi. Sin normas, sin reglas. Pero esta vez no he meado en el lavabo de las chicas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ho hauries d'haver fet.