domingo, agosto 17, 2008

NORTE Y SUR

No son tan diferentes el norte y el sur de España. O sí. Un ejemplo de lo segundo ¿Qué haríamos en Barcelona provincia con la desembocadura de una riera, ahora seca, que pasa por un viejo puente de una carretera comarcal a pocos metros de la playa? Bien, hay diversas posibilidades: ante el peligro de riadas tipo Maresme, de momento se prohibiría el estacionamiento de coches, la circulación de personas y, fruto de la constante presión vecinal -con las tradicionales pancartas en los balcones, por supuesto- se curbriría con cemento el feo y esteril riachuelo, para construir encima un bonito paseo con hierba y un monumento a algún artista local. Eso en Barcelona, pero en Málaga, donde estoy pasando unos días, toman otro tipo de decisiones. Ayer estuvimos en un riachuelo seco, que pasaba por debajo del puente de la comarcal y daba a la playa, pero el paisaje era bien distinto al de Barcelona: debajo del puente (¿a quién demonios le importan las riadas?) habían montado un restaurante de pescaíto frito donde cenamos a las mil maravillas. En este restaurante "top manta", que ni siquiera tiene nombre, vive en un limbo legal y está regentado por una familia de... ¡filólogos! que se están haciendo de oro, había cola de treinta personas, que esperaban pacientemente su turno cerveza en mano, las mesas campaban a sus anchas en el caudal seco del río, y en el centro, la hoguera donde se asaban los deliciosos espetos que uno ha de comer con los dedos si quiere cumplir con el ritual malagueño. En Barcelona cubrimos los ríos secos y nos olvidamos de que existen, en Málaga montan unas mesitas y unos filólogos te dejan cenar debajo del puente a un precio de risa. Norte y sur, sur, norte.

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