jueves, octubre 01, 2009

PRIMER Y SEGUNDO PLATO

En una entrevista de El Periódico, Ada Parellada, cocinera del precioso Semproniana de Barcelona y educadora alimentaria, decía que es importante que los niños se acostumbren a que las comidas duren dos platos, un primero y un segundo. El niño tiene que probar, quitarse las manías, animarse con distintas comidas y sabores, y si después de un primer plato que hipotéticamente no le guste tu tienes un segundo, pues fantástico, otra oportunidad, además es que se alimentará mejor. El principal problema para que esto se de en casa de toda buena familia es que madres y padres no tienen tiempo de cocinar bien y paciéntemente para sus hijos, así que muchas veces con un plato bien completo ya tiran. Eso se entiende claro, pero quizás en una proporción menor el problema también venga de la manía que tiene la gente (mayormente joven, veintes, treintas) de salir a cenar y compartir platos, cosas ridículas tipo: "nos partimos un carpaccio entre cuatro, que no hay hambre"; vamos a ver ¿un jodido carpaccio entre cuatro? ¿qué es esto la Guerra Civil? ¿Biafra? Es la cultura de comer poco y ahorrar en comida, de no disfrutar del hecho de alimentarse ¿Nos partimos el carpaccio? Más quisieras. Los restaurantes pierden dinero y los comensales cultura y gozo con esta costumbre fatídica de las medias raciones, los picoteos mínimos y las cenas en restaurantillos de Gracia en las que solo se engulle rúcula con nueces y feta, y todo esto pasa a los hijos, claro. Los extremos son malos: matar al niño a Big Macs lo es, pero torturarlo a base de rúcula y tofu también. Las comidas son historias con presentación, nudo y desenlace, así me lo enseñaron mis padres. Siéntate en la mesa, deja el tebeo y come, primero, segundo y postre. Comer es una película que no termina hasta el final, no un jodido trailer de dos minutos. Comer es manejar el tiempo, es reflexión. Hay que hacer que los niños vivan el viaje de la comida como un trayecto con dos estaciones mínimas: el primer plato y el segundo. Que lo descubran cuanto antes, para que cuando de mayores salgan con los amigos y alguien proponga partirse un carpaccio entre cuatro, tu hijo diga orgulloso "y una mierda, camarero traiga la carta".

9 comentarios:

helen dijo...

Qué bonito lo que te enseñaron tus padres, eso sí que es un regalo para toda la vida. Como madre he de decir que es dificilísimo transmitir el goce de la comida cuando apenas llegas a tiempo para cocinar cualquier cosa, la verdad es que es un stress continuo.Me encanta el blog de Marta y me gustaría ser así de creativa en la cocina, pero me puede el cansancio...

Anónimo dijo...

Un ejemplo de menú de dos platos: wok de verduras(berenjena, calabacín, pimiento, champiñones, zanahorias, judías verdes) y pasta con tofu, y de segundo unas judías pintas con tomate y tomillo.

Se nota que vienes de restauradores, porque nadie (o casi nadie piensa así ya). Yo me quedaría con un término medio: no necesariamente comer dos platos cada día, pero tampoco quedarse corto con lo que se come, no tanto por la cantidad, sino por todos los nutrientes que necesitamos cada día.

Oye, ¿en qué restaurantillos de Gràcia se come "sólo" rúcula con nueces y feta? Porque mira que hay restaurantes, y en ninguno he visto que sólo se coma eso. Lo digo en serio, ¿qué restaurante pijillo de Gràcia hace eso? (que me lo cargo).

kira permanyer dijo...

Por primera vez, creo que discrepo contigo en parte... leí el artículo de esta señora, y a mi parecer vive en una nube que de tanto en tanto visita Hello kITTY...Su discurso era pura palabrería! que si a los niños no les gustan las espinacas, pues es porque se las damos con prisas: si las ponemos un domingo en familia, pues que se las comerán cual pizza suculenta... se nota que esta señora solo debe escribir. Yo a mis hijos les hago una dieta equilibrada: estudio lo que han comido en el cole e intento que coman lo que les falta.Si fue pescado, cenamos carne. Les doy primero y segundo más postre, pero eso de que es facil y todos contentos a reir y a comer, le digo a esa señora que me la paso por donde no diré por educación. Cuando toca un plato que no gusta, la peque se retuerce, me hace mala cara y come pero poquísimo. El bebito directamente lo retira, hace arcadas y llora... eso después de haberme currado una tortillita buenisima de espinacas, que hervidas solas ni las prueban... que bonito es teorizar señora mia!

Belén dijo...

Oh...

Yo comparto carpaccios porque lo considero entrante ;)

Y no se, no puedo opinar porque no tengo hijos, pero soy de las que comen primero, segundo, postre y café y me manejo muy bien, pero sólo es una persona...

Besicos

TSI-NA-PAH dijo...

Mi plato no lo toca nadie y es que del pais de donde vengo ,no se suele compartir su plato o picar todos dentro de uno,es de mal gusto. el carpacio solo mio!!!
Como he sido cocinero en una gran epoca de mi vida ,no me cuesta cocinar ,soy el que se lo trabaja cada dia,la cocina es mi reino.
Saludos

kar dijo...

joder, nunca lo había visto de esa manera... en fin, como quiera que el tema niños me queda muy de lejos, me centraré en mi etapa infantil, glotón y abierto a probar cualquier cosa, para lo cuál, supongo que mis padres me educaron. No soporto esa gente que es incapaz de ir a un restaurante y comer algo diferente a pasta y pollo con patatas. Me da vergüenza cuando coincido en una mesa con alguien así.

Möbius el Crononauta dijo...

Yo hasta les daría copa y puro, pero sé que no es una medida popular. ¡Vivan los entrantes, los platos y los salientes, y el café!

ROCK N´ROLL OUTLAW dijo...

HELEN: I understand. Yo hablo por mi, de un mundo ideal si quieres, pero a veces la falta de tiempo me hace recurrir a un maldito plato único. Pasta con tomate. Triste.
¡Y Marta te agradece inmensamente que leas en su blog!

WOMANS: Oye, ¿podeis los vegetarianos pronunciar dos frases seguidas sin que salga la palabra "tofu"?
Lo que dices es cierto, quizás se trate de regular la comida, tener en cuenta los nutrientes y no tanto las cantidades a simple vista. Yo me refería, más que a algo dietético, al hecho cultural de que una comida sea algo más que engullir un plato y adiós.
Muchos restaurantes de Gracia lo hacen esto de la rúcula, no te citaré ninguno porque ahora mismo no se me ocurren, tómatelo como un tópico verídico. Restaurantes modernillos, paredes y mobiliarios blancos, velitas rojas en las mesas, camareros perroflautas y ensaladas de rúcula y feta para dar y vender.

KIRA: Cierto, la señora del artículo y yo tan solo teorizamos, pero un crio que no quiere comer es lo peor del mundo (yo también lo he vivido en comedores escolares). Pero teorizar está bien, ella tiene un concepto que las madres y padres deberían tener en cuenta y aplicarlo en la medida de lo posible, auqneu a veces sea imposible.

BELÉN: No Belén, no compartas carpaccios. Eso no se hace. Como mucho dejarlos probar, pero que cada uno se pida lo que considere. Yo lo he vivido: un jodido carpaccio entre cuatro, es insultante.

TSI-NA-PAH: Tú y yo nos entenderíamos de cena. Cada uno con su plato.

KAR: Sí, los padres (a veces justificadamente, porque no hay más remedio), salen de restaurantes con los niños y piden siempre fritangas y patatas fritas. Lo digo también por experiencia: yo era un niño "pollo con patatas fritas", y perdí mucho tiempo y muchos buenos restaurantes en mi infancia pidiendo siempre lo mismo en vez de gozar con el riesgo. Ahora me arrepiento.

MÖBIUS: Yo les daría copa, puro y que pagaran la cuenta. Copa y puro, mmm música celestial.

Anónimo dijo...

¡Oye! Que la palabra tofu la has sacado tú, jajaja! Si yo apenas lo como.