La conversación telefónica que Neil Young tiene con su madre fallecida en el primer tema del disco es de lo más emocionante, divertido y luminoso que haya podido escuchar en bastante tiempo. Es enternecedor cuando Neil le pide que le diga a Ben (Ben Keith, fallecido no hace mucho, y mano derecha del canadiense durante toda su carrera) que pronto estará allí con él, pero que todavía tiene trabajo que hacer por aquí, y que, sobretodo, mamá, no te olvides de hablar con papá.
A veces los discos no son música, son instantes que recoges y cuidas. Me importa poco el experimento de Neil y Jack White de grabar estas sencillas tonadas en una cabina de los años cuarenta, más allá del adorable sonido a polilla de todo el disco, tampoco me importa que existan discos acústicos de Neil mil veces más esenciales, o que este pequeño elemento llamado A letter home haya sido la sorprendente continuación del monumental Psychedellic pill del 2012.
Todo lo que deseo de un artista está en el espíritu y en los detalles de estas canciones tan elementales, y en la mágica conversación de Neil con su madre, que por no ser, ni siquiera es una canción.
3 comentarios:
No me ha matado el disco ni mucho menos, pero el momento es emocionante y mágico, no hay duda.
Salud.
Estoy de acuerdo, "no mata", pero es una pequeña caja con pequeñas emociones este disco.
¡Gracias Addison!
Es la razón de ser del disco.Neil llamando a su madre fallecida.Una mezcla de amor,de ironía,medio broma,pero emocionante.
No es un disco imprescindible,ni lo estoy escuchando mucho,pero me gusta que Neil siga haciendo cosas diferentes,que le gusten primero a él,lo demás no importa
Un saludo
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