lunes, noviembre 19, 2007

RESTAURANTES: L´OFFICE & INOPIA

El placer gastronómico no tiene porque estar reñido con gastarse una cantidad "normal" de dinero. Lo importante es la base, la honestidad por un lado, y la profesionalidad por otro del restaurante en cuestión.

El Viernes cenamos en L´Office, en la calle Villarroel. Nos atraía el tartar de carne con patatas a la francesa. De hecho, L´Office está regido por franceses y la cocina no está mal, buenas cantidades, demasiado por plato diría yo, y calidad correcta. Pero el servicio horrible. No es honesto, ni tampoco profesional, que un restaurante lleno, un Viernes noche, lo lleven solo, entre cocina y sala, tres tipos y una mujer que te da dos cartas de vinos, una por comensal (???). Lo gracioso (o dramático, no me decido), es que el personaje que lleva la sala está super contento de haberse conocido, para él, según sus palabras, al cliente le importa un pimiento si la comida llega o no llega, él es suficientemente gracioso para amenizar la velada. Pero yo no voy a un restaurante a reir, yo voy a estar con mi pareja y que me dejen en paz. Lo que digo, ni honesto ni profesional.

El Sábado cambió la cosa. El Inopia es un bar de tapas diseñado por el taller de Ferrán Adriá, por lo que aquí hay marca y unas expectativas que deben cumplirse. Han querido montar un ambiente popular, que ya va bien con el barrio, luego han añadido personal joven y atento (la camarera que nos sirvió en la barra, alta, pelo negro, sonreía dijeras lo que dijeras, nos pareció simpática y feliz) con uniforme tipo Formula 1 (repleto de parches con publicidad de Moritz etc. no lo olvidemos, Adriá no es un tipo que cocina, es una marca, o multinacional, o lo que sea pero ya me entendeis) y sobretodo, unas tapas de rechupete.
Las croquetas, cremosas, perfectas por dentro, un lomo de atún que todavía pulula por mis papilas gustativas, el éxito de la casa: la flauta con sardinas, fina fina y delicada. Luego tapillas menos espectaculares, como las bravas, el pincho de cordero o la ensaladilla rusa. Pero en general, ganas de volver y pulirse la carta en unas cuantas visitas. El precio, bien. Y la honestidad y profesionalidad, pués eso, cuando sales del local sonriente y sin un pero, ya queda todo dicho.

Es lo que hay en esto de salir a comer, lo importante es si al terminar piensas que volverás a ese restaurante, o si por el contrario, decides no volver jamás. Todo depende de ellos, de la honestidad, de la profesionalidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ei, Marc, continua amb les crítiques gastronòmiques, que m'encanten, sobretot si parlen de llocs que no conec.

A l'Inopia aquest he estat a punt d'anar un parell de vegades, però al final, mai hi he estat. Pensava que seria una mica fashion i ja està, però veig que val la pena i hi aniré.

Està clar en què se te'n van els calés: discos + menjar!