Hoy me sentía como un turista visitando el rodaje de 7 pasos y medio. Bien, 7 pasos y medio es la película que he escrito junto con Beth, y que ahora mismo están rodando por Barcelona, y luego en la Costa Brava etc. etc. Me sentía como un turista porque un equipo de, no sé, treinta personas estaba en pleno funcionamiento, de forma profesional, absolutamente perfecta, y yo tan solo miraba como quién visita la Sagrada Familia recién llegado de Osaka.
Un rodaje es un espectáculo visto así, como de lejos, siempre que no te involucres. A mi los rodajes me producían urticaria. En la época de rodar cortos en el ESCAC me costó sobreponerme a los vaivenes de tantos rodajes y tantas horas, entre otras cosas porque en la mayoría estuve en dirección artística, y creo que la urticaria viene de que yo era un desastre como director artístico. El tratar de hacer bien mi trabajo y ver que a veces no podía, mientras veías que la maquinaria del rodaje iba avanzando tenazmente detrás de ti a punto de aplastarte me traumatizó. En serio lo digo. Por eso tuve suerte de virar mi vida hacia el guión (el reducto de los alérgicos al rodaje) y por eso quizás hoy me sentía como un turista.
7 pasos y medio es una peli que día a día ilusiona más. Lalo, su director, es un personaje amable, que cohesiona a su grupo, tremendamente profesionales vuelvo a repetir; Lalo tiene las ideas claras y deja que la maquinaria siga su curso con inteligencia, sabedor de que las cosas están encauzadas. He estado hablando un momento con Ernesto Alterio e Ingrid Rubio, y la verdad es que a uno, en su papel de turista, no se le ocurre mucho que decirles, y más cuando acaba de ver como rodaban una escena que, en pantalla, mejora muchísimo lo que era sobre el papel del guión. El trabajo de un actor es horripilante, horas y horas de espera, mientras lo mueven como si fuera un foco más, un centímetro aquí, otro allá, y sin embargo, en esos cinco segundos de plano que ha de rodar, el actor debe buscar de nuevo el estado mental de su personaje, buscarlo una y otra vez, porque los planos se repiten a docenas, delante de un equipo de técnicos, focos etc. Te das cuenta de lo importante que es para un actor dividirse en dos: el ser humano que empieza a maquillarse antes de las ocho de la mañana, y luego espera y espera a que el director diga "acción", y el profesional que después de "acción" borda la frase y el gesto perfectos en cada toma. Sin errores. Ninguna de las dos personas debe influir en la otra, el ser humano puede estar agotado, malhumorado, ronco o enfermo, pero el actor debe ser simplemente el personaje sin que nada de lo anterior le influya. No, no es un trabajo fácil.
Poder apreciar la labor de todo un equipo, como parten de tu trabajo para llegar a algo completamente nuevo es una sensación maravillosa. Me gusta sentirme pieza del engranaje, darme cuenta, una vez más, de que el guión es la primera vuelta de tuerca, el primer clic, el arranque de algo mucho más importante, el primer boceto de un gran cuadro que otros pintarán y darán la forma definitiva y, espero, perfecta.
3 comentarios:
Será buena, seguro. Lo más difícil, que se haga realidad uno de tus guiones, ya lo has conseguido. Felicidades.
Ets simplement un crack, Marc. Et desitjo molta sort amb la pel·li i espero que em portis un autògraf de la Ingrid. (És broma)
Fernando
¡Gracias gente!
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