miércoles, febrero 29, 2012
ESTOY HARTO DE CENIZOS
El ministro de economía presentó ante las cámaras el defícit estratosférico del país. No por las cifras que daba, que son las que son, sino por su gesto, su actitud, el ministro de economía es un puto cenizo. Estoy harto de que los políticos se escuden en ser cenizos, que pongan cara de estreñidos, de sufrientes maríamagdalenas cuando presentan sus oscuras perspectivas de futuro. Nadie se atreve a prometer un mañana mejor, nadie lidera, nadie mira más allá. Mientras, la sociedad está variando su psicología, y esto si que durará, porque está en nuestro inconsciente. Ahora ponemos malas caras, hay miradas abatidas y cuando te encuentras a un viejo amigo enseguida sale el comentario de "todo está fatal". Los cenizos han conseguido penetrar en la psicología social, y ahora, estrechos y recortados, ponemos peores caras que antes. Hay por lo tanto, más tristeza. Luego mi hija empieza a sonreír (aunque sea un acto reflejo y blah blah, pero yo sé que lo hace porque papá es muy gracioso con ella), y su gesto me desarma. Expande su boquita y dibuja un sonrisón espectacular. Que los cenizos no se lo roben jamás.
lunes, febrero 27, 2012
VAN HALEN, A DIFFERENT KIND OF TRUTH

Después de haber tirado por la basura década y media de su vida, y de haberse destrozado a si mismo hasta ser incapaz de recorrer los punteos de Eruption, después de ser un despojo humano y de caerme realmente mal, Eddie Van Halen consigue ahora que todo un Hagarita como yo se rinda a sus pies, a los de Alex, a los de un imponente Roth e incluso a los del bolón que tienen como bajista, que lleva el apellido Van Halen y que se pasea por el escenario como quién pulula por la sección de embutidos del Alcampo. La reunión de Van Halen fue en un principio un disimulado despropósito. En el 2008 Eddie todavía no estaba en este planeta, y la gira resultó tan alimenticia como la del 2004 con Hagar; ahora sin embargo las piezas encajan, veo imágenes del nuevo tour de la banda y me gusta, y sobretodo, escucho desde hace días el fantástico A different kind of truth, el tajante disco con el que soñaban los pedantes fans de la primera época con Roth. Álbum potente y divertido, loco, festivo; como me suele pasar, erré el tiro, ya que antes de que editaran nada, ya me metía con ellos desde este mi blog, y volví a errar cuando escuché el single Tattoo y me quedé igual. Ironías del destino, ahora no puedo vivir sin Tattoo, que me parece una canción-caramelo, que solo Roth puede interpretar así, y tampoco pasa un día sin que disfrute She´s the woman o Stay frosty. Hay temas mejores que otros, pero qué demonios, no me apetece analizar más. Este disco es una gran noticia, el ambiente perfecto para tu fiesta, ideal para olvidarte de lo escasas que son las novedades musicales interesantes, y para reencontrarte con el sonido 100% Van Halen. Bottoms up!
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lunes, febrero 20, 2012
CUANDO PAUL RODGERS ERA OTRO...

Con el tiempo, la reunión de Queen quedó para la historia como una de las más cochambrosas que se hayan dado en los últimos años. Alimentaron a la masa a fuerza de la versión más populista del repertorio Queen, sacaron un disco de rock n´roll provinciano y se fundieron poco después con sus cuentas más saneadas. Desde entonces, Paul Rodgers ha reunido de nuevo a Bad Company, decentemente, sí, y ha ejecutado buenos directos con una banda en solitario, pero hay algo que se perdió en el camino desde que este hombre decidió ponerse en forma en el gimnasio y en la clínica de cirujía plástica. Aprovechando que se edita estos días un directo de la voz de Free de 1994, repaso su disco del año anterior, titulado Muddy Waters Blues, que es blues per se dedicado a Muddy Waters y con invitados del lustre de Jeff Beck, Setzer, Buddy Guy o Slash. En aquella época Paul era más feo, tenía papada y un aire de estrella en asumida decadencia, y por ello se podía permitir editar dobles discos como este. A pesar de que por momentos limpia demasiado el rancio blues de Muddy, su cante suena suficientemente auténtico, y su blues no admite suplementos vitamínicos, ni cirujías ni fitness para rockeros maduros. Con este Paul Rodgers todavía podías tomarte unas copas sin que te largara discursos de alcohólicos anónimos.
miércoles, febrero 15, 2012
HANK III, GHOST TO A GHOST

Después del cuarto tema, Don´t ya wanna, sacado a fórceps de la peor borrachera del rodeo más pordiosero de Texas, viene un remanso de country maravilloso con Ray Lawrence Jr. a la voz (que son dos canciones en una, grabadas de forma improvisada en el autobús de gira de Hank III); es solo un ejemplo de como Hank III domina lo que hace, sin nada que lo ate más allá de sus propias idas de olla y su recién adquirida libertad discográfica, que le impulsó a editar el mes de septiembre pasado cuatro álbumes a la vez. Ghost to a ghost es más básico y más naturalista que anteriores logros del nietísimo, y con el tiempo lo considerarás a la altura de Rebel Within o Lovesick, broke & driftin´. Ghost to a ghost empieza con una signature song tan clásica en Hank III como Guther town, y termina, once estampas sonoras después, con una increíble oda fronteriza (con colaboración de Tom Waits y Les Claypool) que firmarían unos Calexico arrastrándose por la arena del desierto, moribundos y consumidos por la cirrosis, filmados por Sam Peckinpah. Ghost to a ghost se edita en un pack junto con Guther town, otro de los cuatro lanzamientos con los que Hank se ha desquitado esta temporada, pero me encuentro demasiado atrapado por Ghost to a ghost como para enfrentarme a su hermano, que se me antoja todavía más extraño y extraviado. Queda pendiente.
sábado, febrero 11, 2012
LAS PEORES DECISIONES DEL METAL: CELTIC FROST, DE LA VANGUARDIA AL POP METAL
Durante la segunda mitad de los 80, innumerables bandas se sometieron a cambios radicales en cuanto a estilo e imagen, renegando en parte de su pasado y subiéndose a la carroza de la moda glam y el rock duro-blando imperante. Accept tiraron por la borda su prestigio germánico, se deshicieron del gran Robocop del metal Udo, y ficharon a un pintamonas norteamericano llamado David Reece, con la estúpida intención de petarlo en USA grabando un disco estilo Bon Jovi. Naturalmente, el movimiento fue su sentencia de muerte; Michael Schenker formó un efímero dúo con Robin McCauley, otro maniquí de saldo, y trató de entrar en el mercado comercial por la senda estética que estaba marcando el glam de Poison y los demás. Otro fracaso.

(Accept se tiran de cabeza al desastre. Adiós Udo, hola Jon Bon Jovi)
Me fascinan bandas como Krokus, auténticos rockeros con varios discazos a sus espaldas, que a mediados de los 80 fichan por un management nortemaericano (los llevaba John Kalodner) y se convierten de la noche a la mañana en una banda de pop metal sin sustancia y con pintas horribles. Como los anteriores, el fracaso les desmoraliza y desaparecen del mapa hasta la llegada de tiempos mejores.

(Krokus rozaron el éxito y se les fundieron las neuronas. Desde su cuadro de mandos, Mark Storace conduce a la banda al deshaucio)
Y cuántas otras bandas sufrieron el mismo trance. Eran los ochenta, la era Reagan, el triunfo del ultraliberalismo, y todos van a por su pedazo del pastel, en unos USA con miles de adolescentes de clase media, subyugados por la MTV y por un rock duro que de forma simplona y chabacana les decía que no estaban solos. Docenas de bandas, más o menos veteranas, decidieron dar la espalda a su base de fans procedente de los setenta o primeros ochenta, ignorar su estilo y autenticidad, y pintarrajearse como putas para encajar en la corriente spandex & laca, rezando para que la MTV les metiera en su rotación de video clips. Algunas veces funcionaba, otras no. Judas Priest hicieron el cambio en Turbo, Van Halen con el segundo disco con Haggar, Scorpions y Savage amusement, Whitesnake y 1987... Pintas más glam, música suavizada y masticada, especial atención a los clips y a un erotismo que nada entre el descampado urbano y Miami Vice. Pero de todos esos giros, en algunos casos a la vacuidad musical más triste, el que más me fascina es la pirueta mortal que dieron Celtic Frost. Esta banda suiza, que hasta 1987 había habitado en el underground metálico, estaba considerada como la vanguardia del metal, marcaron el camino a los estilos más extremos y fueron precursores del black metal, el trash y tantos estilos que sacudieron la música dura en los años venideros. Eran un mito intocable para los connoisseurs que consideraban a Maiden, Judas etc. metal demasiado aceptado por las masas.

(Una de las obras maestras de Celtic Frost. A reivindicar permanentemente Into the Pandemonium)
Tom "Warrior" Gabriel, líder de Celtic Frost era un tipo fascinante, terriblemente feo, creativo y valiente. Discos como el decisivo e influyente To Mega Therion (1985), con portada de H.R. Giger, e Into the Pandemonium son monumentos metálicos, de incalculable importancia histórica. Into the Pandemonium, por ejemplo, incluía samplers, violines, voces femeninas operísticas, y un metal pesado, denso, extraordinario y libre. Y estamos hablando de 1987. Celtic Frost, además, se habían formado a partir de Hellhammer, otros precursores del black metal y el death, a primeros de los 80.

(Celtic Frost, antes)
Con un currículum de esta guisa, en la cúspide de la vanguardia metálica, en 1988, Tom Warrior decide romper la banda para reformarla meses después y dar un giro total a su carrera. De repente, las pintas oscuras, satánicas de los primeros discos de Celtic Frost son sustituidas por un vergonzoso aspecto chabacano de glam rockers de extrarradio. Y así, tratando de parecer atractivos para las féminas los que antes eran las ratas negras del metal, dejan a los fans de Celtic Frost sin habla.

(Celtic Frost, después)
Y cuando entregan su nuevo disco en 1988, la cosa deviene ya en suicidio comercial y artístico en toda regla. Un metal pretendidamente moderno, aplicando mantequilla a las aristas del viejo estilo de Celtic Frost. Y lo peor, en la contraportada de ese disco, que llamaron Cold Lake, encontramos una instantánea de la banda con sus pintas más glammys (o lo que ellos entendían como glammy, parecían más unos malos imitadores de la Vinnie Vincent Invasion) ante la cual no hay palabras. ¿Qué pasaba por la cabeza de Tom Warrior, el que una vez fue gurú del metal con ínfulas artísticas? Perdieron a sus fans más fieles, su credibilidad se fue a la basura y ni siquiera consiguieron sus objetivos comerciales. Posteriormente, Tom Warrior no querría ni oir hablar de Cold Lake, y ni siquiera lo reeditaría en cd. Como los Kiss de The Elder, Celtic Frost ya tenían su obra maldita.

(Cold lake -1988- el disco que hundió a una banda mítica)
Y eso que Cold Lake no suena nada mal hoy en día, más que nada porque Tom Warrior ni queriendo es capaz de pasar por un hermano bastardo de Brett Michaels; aún en su peor momento creativo, habiendo perdido definitivamente el norte y queriendo pasar por lo que nunca serían, la música de Celtic Frost continuaba teniendo ese aliento frío y extraño, malsano. Lo único cierto es que Celtic Frost no se recuperaron jamás del batacazo, y tuvieron que pasar varios años antes de que la banda se reuniera de nuevo y Tom Warrior emergiera para las nuevas generaciones como uno de los pilares más influyentes del primer metal extremo. Hoy día nadie discute la importancia de la obra de Hellhammer y de Celtic Frost.
(Arriba, el denostado tour de Celtic Frost y su Cold Lake. Aquí rozando el ansiado éxito como cabezas de cartel en el Hammersmith Odeon. Los fans de toda la vida no podían soportar esas pintas y ese sonido. Hoy en día tampoco suena tan mal)

(Accept se tiran de cabeza al desastre. Adiós Udo, hola Jon Bon Jovi)
Me fascinan bandas como Krokus, auténticos rockeros con varios discazos a sus espaldas, que a mediados de los 80 fichan por un management nortemaericano (los llevaba John Kalodner) y se convierten de la noche a la mañana en una banda de pop metal sin sustancia y con pintas horribles. Como los anteriores, el fracaso les desmoraliza y desaparecen del mapa hasta la llegada de tiempos mejores.

(Krokus rozaron el éxito y se les fundieron las neuronas. Desde su cuadro de mandos, Mark Storace conduce a la banda al deshaucio)
Y cuántas otras bandas sufrieron el mismo trance. Eran los ochenta, la era Reagan, el triunfo del ultraliberalismo, y todos van a por su pedazo del pastel, en unos USA con miles de adolescentes de clase media, subyugados por la MTV y por un rock duro que de forma simplona y chabacana les decía que no estaban solos. Docenas de bandas, más o menos veteranas, decidieron dar la espalda a su base de fans procedente de los setenta o primeros ochenta, ignorar su estilo y autenticidad, y pintarrajearse como putas para encajar en la corriente spandex & laca, rezando para que la MTV les metiera en su rotación de video clips. Algunas veces funcionaba, otras no. Judas Priest hicieron el cambio en Turbo, Van Halen con el segundo disco con Haggar, Scorpions y Savage amusement, Whitesnake y 1987... Pintas más glam, música suavizada y masticada, especial atención a los clips y a un erotismo que nada entre el descampado urbano y Miami Vice. Pero de todos esos giros, en algunos casos a la vacuidad musical más triste, el que más me fascina es la pirueta mortal que dieron Celtic Frost. Esta banda suiza, que hasta 1987 había habitado en el underground metálico, estaba considerada como la vanguardia del metal, marcaron el camino a los estilos más extremos y fueron precursores del black metal, el trash y tantos estilos que sacudieron la música dura en los años venideros. Eran un mito intocable para los connoisseurs que consideraban a Maiden, Judas etc. metal demasiado aceptado por las masas.

(Una de las obras maestras de Celtic Frost. A reivindicar permanentemente Into the Pandemonium)
Tom "Warrior" Gabriel, líder de Celtic Frost era un tipo fascinante, terriblemente feo, creativo y valiente. Discos como el decisivo e influyente To Mega Therion (1985), con portada de H.R. Giger, e Into the Pandemonium son monumentos metálicos, de incalculable importancia histórica. Into the Pandemonium, por ejemplo, incluía samplers, violines, voces femeninas operísticas, y un metal pesado, denso, extraordinario y libre. Y estamos hablando de 1987. Celtic Frost, además, se habían formado a partir de Hellhammer, otros precursores del black metal y el death, a primeros de los 80.

(Celtic Frost, antes)
Con un currículum de esta guisa, en la cúspide de la vanguardia metálica, en 1988, Tom Warrior decide romper la banda para reformarla meses después y dar un giro total a su carrera. De repente, las pintas oscuras, satánicas de los primeros discos de Celtic Frost son sustituidas por un vergonzoso aspecto chabacano de glam rockers de extrarradio. Y así, tratando de parecer atractivos para las féminas los que antes eran las ratas negras del metal, dejan a los fans de Celtic Frost sin habla.

(Celtic Frost, después)
Y cuando entregan su nuevo disco en 1988, la cosa deviene ya en suicidio comercial y artístico en toda regla. Un metal pretendidamente moderno, aplicando mantequilla a las aristas del viejo estilo de Celtic Frost. Y lo peor, en la contraportada de ese disco, que llamaron Cold Lake, encontramos una instantánea de la banda con sus pintas más glammys (o lo que ellos entendían como glammy, parecían más unos malos imitadores de la Vinnie Vincent Invasion) ante la cual no hay palabras. ¿Qué pasaba por la cabeza de Tom Warrior, el que una vez fue gurú del metal con ínfulas artísticas? Perdieron a sus fans más fieles, su credibilidad se fue a la basura y ni siquiera consiguieron sus objetivos comerciales. Posteriormente, Tom Warrior no querría ni oir hablar de Cold Lake, y ni siquiera lo reeditaría en cd. Como los Kiss de The Elder, Celtic Frost ya tenían su obra maldita.

(Cold lake -1988- el disco que hundió a una banda mítica)
Y eso que Cold Lake no suena nada mal hoy en día, más que nada porque Tom Warrior ni queriendo es capaz de pasar por un hermano bastardo de Brett Michaels; aún en su peor momento creativo, habiendo perdido definitivamente el norte y queriendo pasar por lo que nunca serían, la música de Celtic Frost continuaba teniendo ese aliento frío y extraño, malsano. Lo único cierto es que Celtic Frost no se recuperaron jamás del batacazo, y tuvieron que pasar varios años antes de que la banda se reuniera de nuevo y Tom Warrior emergiera para las nuevas generaciones como uno de los pilares más influyentes del primer metal extremo. Hoy día nadie discute la importancia de la obra de Hellhammer y de Celtic Frost.
(Arriba, el denostado tour de Celtic Frost y su Cold Lake. Aquí rozando el ansiado éxito como cabezas de cartel en el Hammersmith Odeon. Los fans de toda la vida no podían soportar esas pintas y ese sonido. Hoy en día tampoco suena tan mal)
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miércoles, febrero 08, 2012
EL OÍDO MUSICAL DE UN BEBÉ
Es curioso como, en el mundo ultra visual en el que vivimos, para un bebé la vista sea el sentido menos desarrollado, el más inútil. Tardan semanas en distinguir formas, en identificar objetos y personas por la vista. El oído en cambio, está más desarrollado desde los primeros días. O por lo menos eso es lo que noto con mi niña. Hoy un amigo me ha enseñado una aplicación para móvil que te permite montar tus propias ambientaciones musicales para relajar a tu bebé: pongo un fondo de "hoguera de campamento", le añado una melodía de "caja de música", un poco de sonido de viento lejano y unos cuantos pajaritos del bosque, y si me siento un poco surrealista, le añado el canto de monjes budistas, o el entrañable golpeteo de una mecedora mientras aúlla el lobo en las colinas. Y así construyes tu fondo musical para que tu pequeña se relaje mientras le cambias el pañal. Hoy ha colado, y le ha cambiado la cara con la melodía que le había montado, igual de ojoplática que yo cuando escuché por primera vez el Life after death de Iron Maiden. Lástima que a los cinco minutos haya decidido cansarse, pasar de la novedad, y optar por el clásico berrinche. Como su padre, que cada vez tiene menos paciencia con la música nueva, y si no le interesa lo que escucha, a los cinco minutos recurre a la calidez y la seguridad de un disco de Rory Gallagher o los Stones.
sábado, febrero 04, 2012
GARY MOORE, LIVE AT MONTREAUX 2010

El blues de Gary Moore era bronco, de brocha gorda, blues de carga y descarga, de Área de Guissona, de torno, palé y hormigón. Su guitarra derramaba lágrimas de elefante, y la sutileza era sutituida por la traca y el petardazo. Pero hay algunos álbumes blues de Gary Moore que me gustan, como el que le dedicó a Peter Green, Blues for Greeny. De su etapa anterior, el mismo blues paquidérmico era hard rock fuerte, de sabores celtas, con inolvidables discos como We want Moore, inmenso directo, su mejor entrega en mi opinión, que fue Victims of the future o Run for cover. Con el tiempo se le perdonan sus años de blues para las masas, de algo había que comer, y si podía ser, sin soltar agudos imposibles. Pero cuando en 2010 Gary decidió girar de nuevo con Neil Carter a los teclados y coros (ahora calvo como una bola de billar) y recuperar su carrera hard rockera, todos nos felicitamos. Lo que suena en este directo desde Montreaux es un Gary tan bronco como siempre, saliendo airoso con temas exigentes como el inicial Over the hills and far away, y firmando en escena tres temas nuevos que no están nada mal. Su aspecto delataba que algo no iba del todo bien, recordaba a Rory Gallagher en los 90; ambos tocaban muy bien, pero de repente te los encontrabas hinchados como globos, evidenciando sus problemas de salud. Lástima que Gary muriera pocos meses después de este concierto (en un rincón tan lamentable como Estepona). Gary era un buen tipo, y no me caen los anillos al reconocer que ahora disfruto no solo de sus álbumes duros, sino del blues de Corte Inglés que se inventó luego y que tan rico le hizo.
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jueves, febrero 02, 2012
CHRIS CORNELL, SONGBOOK

Desde luego que este Chris Cornell es mejor que el Chris Cornell del último disco en solitario, y mejor que aquel que debutó (y nos convenció entonces) con Euphoria Morning, después de disolverse Soungarden. Enfrascado ahora en el retorno de la banda madre, Cornell recopila estas tomas sacadas de una gira acústica, y se nos presenta de nuevo en la senda que nunca debió abandonar. Podría haber sacado maravillosos y oscuros discos él solito con su guitarra acústica, lástima que optara por una carrera gris. Porque aquí I am the highway (Audioslave, por ejemplo, es una banda que ya nadie recuerda), Call me a dog o Fell on black days suenan austeros y serios, perfectamente desnudos. De un tiempo a esta parte, el legado de las bandas más masivas de Seattle anda en buena forma: Alice in Chains grabaron un increíble e inesperado disco hace un par de años, Pearl Jam se han quedado con la condición de banda clásica fruto de su trabajo de todos estos años, y Soundgarden apuntan a que están haciendo las cosas bien.
miércoles, febrero 01, 2012
TARDE
Ahí fuera el tráfico y la gente sigue acelerando, aquí dentro podemos permitirnos, solo por unos días, discurrir de otro modo. Marina se ha dormido encima mío un par de horas, mientras yo iba pasando canales, el informativo 24h de Televisión Española, y el informativo 24h de TV3, de uno a otro, adormilado, y la pequeña se mecía en mi respiración. Ahora se alimenta en el regazo de su madre. Voy pensando en mi niña, en como las cosas están cambiando, de momento, a un ritmo benévolo. Para nosotros, pronto será el momento de volver a gritar, a equivocarse y a acertar. Pronto volverá el deseo irrefrenable, llegar a casa con el parte de la derrota, o el del triunfo. Nos hemos vuelto más egoístas, y nadie sabe qué va a pasar. Lo único verdadero es que Marina está aquí, y hay que cambiarla, limpiarla, decirle cosas bonitas y palabras inventadas, cogerla cuando llore, darle de comer. Es una buena tarde para todo eso, y quedan un montón de cosas por hacer.
domingo, enero 22, 2012
THE ARTIST

Lo mejor es cuando sales del cine pensando que esa película que acabas de ver la han hecho para ti, y solo para ti. Supongo que con respecto a The Artist, miles de espectadores tienen esa misma sensación, como yo. Cine mudo (sigo adorando el mudo), el drama que significó para parte de la industria la transición del mudo al sonoro (recordad aquellas desternillantes escenas de Cantando bajo la lluvia), música (con fragmentos enteros de la partitura de Vertigo, de Bernard Herrman), dos actores principales que iluminan (tanto la sonrisa de Jean Dujardin, que me temo buscaremos en su futura filmografía, haga lo que haga, como la vida que tansmite la bellísima Bérénice Bejo), y una historia filmada, utilizando las viejas y sólidas artes del medio cinematográfico, para que te emociones, la mezcles con tus propios problemas, anhelos y dificultades, y como resultado, salgas pensando en que, a pesar de todo, hay esperanza. Eso se respira cuando bajan los títulos de crédito y se encienden las luces, se respira en toda la sala.
viernes, enero 20, 2012
MAGICAL MISTERY TOUR

He decidido que la banda sonora que rondará por mi cabeza cuando nazca mi hija será esta, Magical Mistery Tour, el disco de los Beatles que siguió al Sgt. Peppers. La agradable aunque tensa espera me induce a estos desvaríos. Probablemente estampe una blusita con esa divertida y marciana portada y se la regale. No hay una razón lógica, pero creo que esta es una buena banda sonora para transmitir a una criatura que a pesar de todo, el mundo puede ser alegre, loco, y con arco iris y tipos disfrazados de oso. Situado entre "el mejor álbum de todos los tiempos", según el tópico que nos viene dado desde niños, y el mítico doble blanco, no tantos se acuerdan de este oráculo del periodo psicodélico de los Beatles. En una cara, la impecable banda sonora del film para la televisión Magical Mistery Tour, y en la otra, cinco singles que sacudieron la conciencia del mundo, tío. Strawberry fields forever, piénsalo, Brian Wilson, borracho de Smile, balbuceó en su salón de Beverly Hills que eso, eso, era lo que él quería hacer, pero ya era demasiado tarde. La canción homónima que inicia el disco te pone tan de buen humor, no dejaba de rebobinarla en mi cinta de casete hace años, y ahora lo hago con el cd remasterizado, qué obsesión; y The fool on the hill, la siempre sorprendente I am the Walrus, Penny lane, el twist oriental de Baby you´re a rich man, el final con All you need is love... Razóname por qué este disco es inferior a Sgt. Peppers, yo no lo tengo tan claro, uno llegó antes que el otro, y se concibió de forma más unitaria, pero, cartas sobre la mesa, los dos merecen el mismo premio. Triposo, enrarecido, feliz, poético y magistral. Marina ya tiene banda sonora.
martes, enero 17, 2012
SONGS FOR A TAILOR, JACK BRUCE

De Jack Bruce me quedo siempre con su voz. Emotiva, desprendida, no lo conoceremos en persona, pero su voz nos ha hecho sus confesores más íntimos. Songs for a tailor (1969, primera obra en solitario recién disueltos Cream. Chínchate Eric) es un disco rico y emotivo, como la voz de su autor. Una joya capaz de cambiar la vida de quién la escucha, un secreto que no vanalizas en conversaciones casuales con el "es de puta madre" de rigor; un disco que aprecias de forma personal, al que llegas como un explorador, como si nadie más supiera de su existencia, y al que plantas una humilde banderita que señala que ese es tu territorio y el de nadie más; como, pienso ahora, el White light de Gene Clark. En Weird of hermiston, Bruce canta "I'm going to a wedding, I'm going to a wedding dressed in black, I'm going to a party, won't be back". Qué gran canción, como todo el disco, rico en blues, jazz y experimentación. Con la extraña sustancia de las cosas por las que vale la pena vivir.
domingo, enero 15, 2012
ROLLING STONES, SOME GIRLS LIVE IN TEXAS

Sin duda este dvd es la guinda, o mejor, el gin tonic perfectamente servido, copa, piel de limón, hielo hasta arriba y Seagram´s, al achuchón que la Stones enterprises Ltd. le ha dado al periodo Some Girls de 1978. La reedición del disco ha sido un regalo, y este concierto filmado en Forth Worth, en la corta gira del 78 por USA, es uno de los documentos más espectaculares de Mick & Keith que te puedas llevar jamás a tu casa. Impresionantes planos, miradas, gestos, todo al detalle en un concierto de cuando todavía era posible tenerlos delante y olerles el aliento. Mick reina siempre, hiperactivo, chuloputas en clave NY, no para, incluso decide comerse al propio Keith en Happy, o reclamar el alma de Otis Redding en el final de Beast of burden, o rasgar la guitarra como el mejor roadie de Johnny Ramone. Keith es la máquina y el corazón, el sistema nervioso de la banda. Verlo tocar la intro de Honky tonk women sin su púa, o coser esos solos tan absolútamente cool es un tesoro. El resto de la banda, Ronnie soporta con guasa las bromitas de Mick, y se dedica a coger las colillas del suelo y apurar los pitis, Bill coloca su bajo tan en vertical que parece que esté meando detrás de un pino, y Charlie le da a Keith toda la gasolina que este necesita para que la máquina no pare. Muy cañeros, muy eléctricos, menos carnavalescos que en anteriores giras de los 70, chulos hasta decir basta (Mick es especialista en invitarte a la fiesta y luego ni mirarte a la cara). Da gusto refrendar mis votos stonianos con productos así.
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jueves, enero 12, 2012
MILDRED PIERCE

Ante los bajones de calidad que experimentan muchas series temporada a temporada, y esa forma de consumirlas, cepillándonos una docena de capítulos en dos días, sin dar tiempo a reposar ni ilusionarse por el qué sucederá, tenemos el formato miniserie, que es más conciso y no da tiempo al agotamiento, la falta de ideas o el empacho. Los cinco capítulos de Mildred Pierce adaptan la novela del gran James M. Cain; una historia de superación y crueldad, con tintes de tragedia griega, en los USA de la Gran Depresión. Y sobre todo, una dirección cuidadísima de Todd Haynes (un director dado a facturar bellas porcelanas como aquella Lejos del cielo) y una espectacular, como siempre, Kate Winslet, que entiende y vive los personajes como nadie.
lunes, enero 09, 2012
BRUCE DICKINSON, TATTOOED MILLIONAIRE

Siempre he admirado a Bruce Dickinson. Como tantos otros chavales, entré en el mundo del heavy de la mano de Live after death, los "scream for me Long Beach!", 2 minutes to midnight y aquellas canciones me dejaron boquiabierto. No podía creer lo que estaba escuchando. Tantos años después, Iron Maiden siguen haciéndome perder la cabeza, y Bruce sigue siendo importante en mi vida. Su carácter polifacético, ahora escribo, ahora me dedico al esgrima, ahora piloto aviones, es algo que me ha alejado un poco de él, por el tonto pensamiento de que eso le separaba de la música, de tomarse en serio la música. Pero Bruce se ha negado a conformarse con su papel de más éxito, y no ha parado quieto nunca, guste o no. Ahora, él y los demás Maiden tienen montada la mayor fábrica de divisas del metal actual, y planean cada movimiento, gira y disco con inteligencia. Los últimos diez años de la doncella deberían ser estudiados en las escuelas de negocio. Sin perder credibilidad (su verdadero valor de marca), han extendido el negocio sin parar y sin quemarlo, y disfrutan ahora de un éxito cómodo, intergeneracional y universal que jamás habían soñado. Estoy escuchando estos días el primer disco en solitario de Bruce, aquel Tattooed Millionaire del 1989 que engendró la sospecha de que este hombre no terminaba de estar a gusto sometido a la dictadura del torie del metal, Steve Harris. Luego vino su desmotivación general en el escenario y finalmente su marcha de Maiden, con aquella penosa última gira de despedida en el '93, el peor momento sin duda en la carrera de Dickinson. Tattoed millionaire se disfruta ahora con gran facilidad. Es un heavy-hard rock muy gustoso, sin el ritmo trotón de la doncella, más dúctil, melódico y potente, como le gusta a Dickinson. Grandes temas y a la guitarra el futuro Maiden Janick Gers. La reedición en 2 cd´s incluye tomas en directo y el Bring your daughter to the slaughter que Bruce compuso para la quinta parte de Pesadilla en Elm Street, y que luego grabaron Iron Maiden en No prayer for the dying, convirtiéndolo en un hit. Quizás me anime a seguir hablando de los demás discos en solitario de Mr. Dickinson, por ahora os dejo con el menos pretencioso de todos (aunque el último que grabó, Tyranny of souls, sigue esa vena de facturar un buen disco sin complicarse la vida). Aunque tenga de vez en cuando algún momento insoportable, Bruce sigue siendo uno de mis héroes.
sábado, enero 07, 2012
DE TAPAS EN LA CAÑOTA
A punto de ser padre, voy diseñando mentalmente el mapa de restaurantes que me hará ilusión visitar con la pequeña. El ego de un padre puede ser monumental, y uno se imagina enseñando a su hija las bondades de la barra del Coure, o de un concierto de Iron Maiden. Pura fantasía, mejor empezar siendo prácticos, posibilistas. Un local que caerá sí o sí en algún momento de algún fin de semana es la Cañota, calle Lleida casi con Paral·lel, guasón restaurante de tapas de los hermanos que llevan el Rías de Galicia, clásico entre los clásicos del mejor pescado en Barcelona, y quienes se han asociado hace bien poco con el imperio Adrià para perpetrar el restaurante más chipiguays de la ciudad, el Tíkets. Recomiendo un mediodía de tapas en la Cañota, con buena conversación y el diario bien cerquita. El local es divertido, con ilustraciones tipo cómic decorando las cristaleras, el ambiente distendido, combinando lo típico con la modernez Tíkets más desenfadada. Y las tapas son excelentes. Ya el pan con tomate, que te haces tú mismo, pone de buen humor a cualquiera, y más si encima extiendes una deliciosa anchoa. Las bravas están hervidas, nada de fritanga, y una vez te acostumbras (al segundo bocado) concluyes que son buenísimas, y que en Barcelona hay mucho mito con las bravas de tal o cual local; estas son de notable alto. Las croquetas de bacalao son golosas, repites seguro. Y la mini empanada de sardinillas, una delicia. La cañita está a un euro, y puedes alargar la comida hasta el pulpo o el cochinillo, que es asignatura pendiente para nuestra próxima visita. Muy recomendable.
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BAR LA CAÑOTA,
COMER Y BEBER
jueves, enero 05, 2012
METALLICA, 30 ANNIVERSARY SHOWS...

Si se trata de darte un poco de autobombo y recordarte que has sido la banda de metal más importante de los últimos 30 años, será mejor que lo hagas con estilo y cuidando a quienes verdaderamente te han situado donde estás: los fans. Eso habrán pensado Metallica cara a celebrar su treinta aniversario, a primeros de diciembre del 2011. Cuatro conciertos -que amablemente han colgado en la red para descarga- en el Filmore de San Francisco, fans de todo el mundo entre el público, contacto cercano banda /público, y mucho más que una simple actuación. En cada una de estas maravillosas cuatro noches Metallica han interpretado temas oscuros de su discografía + versiones de todo tipo (tuvieron que ensayar hasta 80 temas distintos), han bromeado e improvisado con el público y sus propios colegas, roadies etc., han homenajeado a Cliff Burton, y han rendido pleitesía (algo que Metallica siempre ha hecho) a sus principales influencias, invitando al escenario a Ozzy, Geezer Buttler, Biff Byford de Saxon, a King Diamond y Mercyful Fate (emocionante para mi ver a King recuperado, al menos en parte, de su enfermedad), al mismísimo Dave Mustaine, a compañeros trashers como Death Angel, a Rob Halford, Glenn Danzing... Sí se trata de marcarte un autobombo celebrando tus tres décadas en el negocio hazlo así, déjate de macro conciertos y estadios de fútbol. Metallica siguen recuperando credibilidad y haciendo las cosas bien: Grandes conciertos, Death Magnetic, Lulu (aunque ahora quizás se arrepientan de haber grabado con Lou Reed), y finalmente esta perfecta forma de cumplir los 30. Hetfield está como un coloso, con una imagen fantástica, y los demás hacen lo que han de hacer, lástima que ya no esté Jason, y sino visionad su interpretación de Whipash en la cuarta noche, lo echaréis de menos.
Aquí un resumen del segundo concierto, con la reunión de Mercyful fate por todo lo alto...
Y el cuarto, del 10 de diciembre. Con Ozzy, Geezer, Death Angel, un Metal militia junto a Mr. Mustaine...
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lunes, enero 02, 2012
BICICLETAS POR LA CIUDAD
Terrible accidente ayer en Barcelona. Una mujer murió arrollada por un camión cuando iba en bicicleta por una calle del Eixample. No conozco las causas exactas del accidente, pero me aterroriza la mezcla bicicletas y ciudad. Mi experiencia es nula con el Bicing o similares. Tengo una amiga que se hace un tourmalet increíble cada día para ir a trabajar, y se le nota, porque está en forma y da gozo verla, pero yo no puedo. Ni lo entiendo. Cuando veo al típico padre modernillo llevando a su hijo en la parte trasera de la bici en medio de la calle Pau Claris, me dan ganas de bajar de la moto y darle de ostias. Tan poco respeto a la vida, a la suya y a la de su hijo. Esto es una ciudad, una jodida ciudad en la que en bici estás indefenso ¿cómo arriesgas la vida de tu hijo? A diario, cientos de personas cogen el Bicing, muchos diez veces más patatas que yo pedaleando, y los ves circular como florecillas silvestres por las calles más malas de Barcelona, saltándose semáforos, ignorando su propia vulnerabilidad, sin casco y sin precaución. Por supuesto que la culpa de esta inseguridad también la tienen la imprudencia de los conductores, que invaden los carriles bici o giran sin mirar, pero a ellos no les pasará nada si te dan un toque. No estamos en Amsterdam ni en Berlín. Esto es la sucia y caótica Barcelona ¿qué pintan las bicicletas por ahí en medio?
sábado, diciembre 31, 2011
FIN DE AÑO
Lejos quedan ya las nocheviejas decadentes en macrofiestas, o innombrables saraos organizados en alguna casa privada a la que te llevan no sabes porque razón. Ni me gustaban antes las farras de fin de año ni me convencen ahora. Tampoco me gusta demasiado el día de mi cumpleaños. De joven me asustaba la obligación de desfasar, el estar hablando de la farra de fin de año desde meses atrás, y las fiestas estúpidas a las que iba y en las que realmente no quería estar. Total que la función terminaba con un ciego malo malo, de esas cogorzas feas y sin sentido. Bueno, ahora la nochevieja es más casera. En los últimos años hemos salido de forma relajada después de las uvas, o directamente nos hemos quedado en casa. No faltan nunca los gin tonics. Pero esta es una noche que se me atraviesa. Los precios exorbitados, los saraos y el desfase masivo (que me aterroriza), aunque lo vea desde la terraza de casa. Salir a cenar es una aventura que puede costarte medio sueldo, quedarte en casa es una media tinta, aunque lo solucionas si arreglas una cena que valga la pena. Y no me puedo quejar, solemos apañar bonitas veladas. Para el año que viene lo tenemos claro: cogemos perros, niña y amigos y nos vamos de casa rural. Con la calma pero bien.
jueves, diciembre 29, 2011
UN DIOS SALVAJE

Polanski ha filmado Un dios salvaje sin intención de huir de su original teatral, a excepción de los planos que abren y cierran el film, necesario el del principio, irónico el del final. La película es un regalo para sus actores, envenenado en el caso de Jodie Foster, que se pasa y no me convence, y adecuado para la siempre luminosa, cada vez mejor Kate Winslet, y un Christoph Waltz al que da gusto paladear, aunque le va a ser difícil huir de su condición de "cazajudíos" ganada apulso con Tarantino, y más si él no pone nada de su parte. Rápida, como digo irónica, deviene en comedia más al uso a partir de que sus cuatro personajes empiezan a ingerir scotch de 18 años, a media película. La conclusión es la esperada: los conflictos de nuestros hijos son un reflejo de nuestras contradicciones, miedos y bajezas. Casi que mejor que los niños se eduquen entre ellos.
domingo, diciembre 25, 2011
MEJORES DISCOS 2011. MI LISTA...
Este ha sido un año en el que he reducido drásticamente el número de entradas publicadas en mi blog. Publico cuando me apetece y puedo, supongo que como todos, pero asustan esos periodos en los que pasan días y días y no apetece o no puedo publicar nada. Sientes como que los demás, los otros blogs, la actualidad musical, te dejan atrás y te sientes un poco culpable. Pero en mi blog mando yo, aquí hay garantía de que las cosas se hacen a mi manera. Empecé publicando durante un montón de tiempo una entrada diaria, sí o sí, y ahora hago lo que puedo cuando puedo y quiero. Como no nos pagan por esto, podemos permitírnoslo. Pero está bien así, Rock n´roll Outlaw sigue con vida, a veces le fallan las bujías o simplemente se le acaba la gasolina, nada que no pueda solucionar un buen mecánico del ego por unos cuantos pavos. Y gracias de nuevo a todos por leerme, por supuesto.
Han habido años en los que no me ha interesado pensar en listas de mejores discos, esta vez toca que sí. ¿Qué discos me han marcado más en este 2011? Como siempre, soy incapaz de valorar si ha sido un año bueno o malo. Eso es tan voluble, depende principalmente de lo que hayas escuchado con una mínima atención, teniendo en cuenta como estabas tú mentalmente cuando escuchabas cada disco, lo que te han influído otros medios, otras opiniones, los discos de los que has opinado pero que ni siquiera has escuchado... Un coñazo vaya, quizás en 10 o 20 años, mirando atrás, podamos ver si 2011 fue un año bueno musicalmente, comprobando si quedan discos con cualidad atemporal, suficientemente fuertes y geniales como para permanecer décadas después. Mientras, este 2011 habrá sido ligeramente mejor o ligeramente peor que el 2010. Nada ha revolucionado el rock n´roll y todo sigue igual de mal, basicamente.

Por mi parte, los discos que me han convencido más han sido los que me han dado densidad emocional, profundidad y conocimiento. Pordía decir que esta es una lista de un tipo de 35 años. Por eso el Low country blues de Gregg Allman sería una buena opción como número uno. Lo manoseo a menudo, me pierdo en el camino mojado de la portada y me siento conmovido por sus canciones y su blues señorial y un punto oscuro, como una mansión abandonada en los alrededores de Nueva Orleans, con ecos de voces que ya no existen, con madera crujiendo, humedad en las paredes y frio.

Un posible número dos sería el repaso aéreo, nostálgico y terrible, soñador, que PJ Harvey le hace a su querida Inglaterra. Let England shake tiene una sonoridad mágica, su autora está en plenitud, y es tan maestro como el mejor disco de PJ Harvey en el que puedas pensar.

Sigo con el tres. Pienso últimamente que Gillian Welch nos ha regalado una pieza maestra sin hacer ruido, como es propio de ella, casi a escondidas. Supongo que Gillian no es de las que está rodeada de tíos en las fiestas. Con la decisiva aportación a la guitarra solista de David Rawlings, The Harrow & The Harvest para el tiempo con temas como Tennessee, folk a camara lenta, cadencias y matices, brillos y un estilo propio y particular que no admite distracciones al oyente.

¿El cuarto? ¿Qué tal si reivindico que el segundo de Black Country Communion es mejor que el primero, que me deja sin aliento, y que es lo más Purple que puedas escuchar sin que sea Purple? La convicción de Glenn Hughes en lo que está haciendo es una lección para todos. Estamos hablando de un señor que pasa de los 60 y que en temas como Smokestak woman no tiene rival. Los demás le siguen el ritmo, y aportan calidad, pero todos están en función de la determinación del jefe. Que dure.

El quinto, y con el quinto ya termino, se lo concedo ex aequo al Dirty Jeans and Mudslide Hymns del autor clásico que hoy día ofrece mayores garantías. Sólido desde hace ya no sé cuantos discos, John Hiatt ha compuesto uno de los temas del año, Hold on for your love, y un disco excepcional.

Y el otro quinto es un disco de música americana perfecto, el American Goldwing de Blitzen Trapper, una obra que puede despertar vocaciones como hacían discos como el Being there de Wilco o el Tomorrow the Green Grass de los Jayhawks. Memorables pasajes de rock tradicional reposado, como el que va de My home town a Astronaut, una secuencia extraordinaria de canciones que me sacan a golpe de arado de la sucia Barcelona.
Y estos serían mis cinco. Luego hay más (Wilco ¡King Kobra!, espléndido Warren Haynes, Tedeschi & Trucks, Hot Tuna, Lucinda, Buddy Miller & The magestic Silver Strings, Nick Lowe, Joe Henry...), referencias que han marcado este año de igual forma que las cinco que he citado. En el otro lado, pocos discos que me hayan decepcionado, pues amigos, con la edad ya sabes donde eres bienvenido y donde te van a echar a patadas.
Para terminar un último premio. Me despido con una de las canciones del año, por lo menos en mi casa. The old magic, el disco de Nick Lowe, merecería estar en el número uno de mi lista, pero así como para hacerlo más variado, le concedo esta vez al maestro de la nostalgia, el good taste y la tristeza canosa y con retranca, el premio al mejor momento musical (extensible a mejor letra). Quién no ha sentido alguna vez que aquella casa donde todo era felicidad y amor ahora está que se cae, y todo es tristeza, goteras y frio. La buena música nos recuerda que todo es pasajero, que las cosas siempre pueden empeorar, y que a pesar de la pena y de todo, eres el director de tu propia película, y puedes cambiar, poner la casa en venta, coger tus cosas y largarte en busca de tus sueños. House for sale...
Han habido años en los que no me ha interesado pensar en listas de mejores discos, esta vez toca que sí. ¿Qué discos me han marcado más en este 2011? Como siempre, soy incapaz de valorar si ha sido un año bueno o malo. Eso es tan voluble, depende principalmente de lo que hayas escuchado con una mínima atención, teniendo en cuenta como estabas tú mentalmente cuando escuchabas cada disco, lo que te han influído otros medios, otras opiniones, los discos de los que has opinado pero que ni siquiera has escuchado... Un coñazo vaya, quizás en 10 o 20 años, mirando atrás, podamos ver si 2011 fue un año bueno musicalmente, comprobando si quedan discos con cualidad atemporal, suficientemente fuertes y geniales como para permanecer décadas después. Mientras, este 2011 habrá sido ligeramente mejor o ligeramente peor que el 2010. Nada ha revolucionado el rock n´roll y todo sigue igual de mal, basicamente.

Por mi parte, los discos que me han convencido más han sido los que me han dado densidad emocional, profundidad y conocimiento. Pordía decir que esta es una lista de un tipo de 35 años. Por eso el Low country blues de Gregg Allman sería una buena opción como número uno. Lo manoseo a menudo, me pierdo en el camino mojado de la portada y me siento conmovido por sus canciones y su blues señorial y un punto oscuro, como una mansión abandonada en los alrededores de Nueva Orleans, con ecos de voces que ya no existen, con madera crujiendo, humedad en las paredes y frio.

Un posible número dos sería el repaso aéreo, nostálgico y terrible, soñador, que PJ Harvey le hace a su querida Inglaterra. Let England shake tiene una sonoridad mágica, su autora está en plenitud, y es tan maestro como el mejor disco de PJ Harvey en el que puedas pensar.

Sigo con el tres. Pienso últimamente que Gillian Welch nos ha regalado una pieza maestra sin hacer ruido, como es propio de ella, casi a escondidas. Supongo que Gillian no es de las que está rodeada de tíos en las fiestas. Con la decisiva aportación a la guitarra solista de David Rawlings, The Harrow & The Harvest para el tiempo con temas como Tennessee, folk a camara lenta, cadencias y matices, brillos y un estilo propio y particular que no admite distracciones al oyente.

¿El cuarto? ¿Qué tal si reivindico que el segundo de Black Country Communion es mejor que el primero, que me deja sin aliento, y que es lo más Purple que puedas escuchar sin que sea Purple? La convicción de Glenn Hughes en lo que está haciendo es una lección para todos. Estamos hablando de un señor que pasa de los 60 y que en temas como Smokestak woman no tiene rival. Los demás le siguen el ritmo, y aportan calidad, pero todos están en función de la determinación del jefe. Que dure.

El quinto, y con el quinto ya termino, se lo concedo ex aequo al Dirty Jeans and Mudslide Hymns del autor clásico que hoy día ofrece mayores garantías. Sólido desde hace ya no sé cuantos discos, John Hiatt ha compuesto uno de los temas del año, Hold on for your love, y un disco excepcional.

Y el otro quinto es un disco de música americana perfecto, el American Goldwing de Blitzen Trapper, una obra que puede despertar vocaciones como hacían discos como el Being there de Wilco o el Tomorrow the Green Grass de los Jayhawks. Memorables pasajes de rock tradicional reposado, como el que va de My home town a Astronaut, una secuencia extraordinaria de canciones que me sacan a golpe de arado de la sucia Barcelona.
Y estos serían mis cinco. Luego hay más (Wilco ¡King Kobra!, espléndido Warren Haynes, Tedeschi & Trucks, Hot Tuna, Lucinda, Buddy Miller & The magestic Silver Strings, Nick Lowe, Joe Henry...), referencias que han marcado este año de igual forma que las cinco que he citado. En el otro lado, pocos discos que me hayan decepcionado, pues amigos, con la edad ya sabes donde eres bienvenido y donde te van a echar a patadas.
Para terminar un último premio. Me despido con una de las canciones del año, por lo menos en mi casa. The old magic, el disco de Nick Lowe, merecería estar en el número uno de mi lista, pero así como para hacerlo más variado, le concedo esta vez al maestro de la nostalgia, el good taste y la tristeza canosa y con retranca, el premio al mejor momento musical (extensible a mejor letra). Quién no ha sentido alguna vez que aquella casa donde todo era felicidad y amor ahora está que se cae, y todo es tristeza, goteras y frio. La buena música nos recuerda que todo es pasajero, que las cosas siempre pueden empeorar, y que a pesar de la pena y de todo, eres el director de tu propia película, y puedes cambiar, poner la casa en venta, coger tus cosas y largarte en busca de tus sueños. House for sale...
domingo, diciembre 18, 2011
JOHNNY WINTER, ROOTS (2011)

Los fans de la música solemos reirnos de los ídolos, me refiero a los viejos y carcamales ídolos que viven una vejez profesional más bien precaria. Parece que nos guste más que se retiren, y el hecho de verles ahí, todavía en la trinchera, nos hace partirnos de risa. Hoy en día no puedes hablar con casi nadie de Johnny Winter, porque en seguida sale el tema de su decadencia, de que toca sentado, de que es un amasijo de arrugas y que está casi con los dos pies en el otro barrio. Por supuesto, el mismo Johnny retirado merecería todos los elogios, pero como digo, a muchos les cuesta aceptar a una leyenda maltratada por la vida y por él mismo tratando de seguir con su carrera. Bueno, allá ellos. Yo me limito a disfrutar de Johnny Winter a tiempo completo, postrándome de rodillas ante Second Winter una vez al mes, y degustando ahora su última entrega discográfica, un compendio de blues de corte y confección, con una bonita lista de invitados entre los que destaco a Derek Trucks, la señora Tedeschi, Edgar Winter, Warren Haynes y la absolutamente deliciosa armónica de John Popper. Sabemos lo que hoy día puede ofrecer alguien como Johnny Winter, por eso no esperemos que derrape con Further on up the road, o que se salga de la tangente en Got my mojo workin´. Pero aquí hay calidad -y es un disco manejable, fácil de escuchar-, y una cierta dignidad.
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miércoles, diciembre 14, 2011
THE ROLLING STONES, SOME GIRLS

Poco puede uno extenderse ya ante un disco como Some Girls. Los Stones más enérgicos, sucios, divertidos y nocturnos. Neoyorquinos, como se insiste en las notas de esta sorprendente reedición. Pregúntame en diferentes momentos del día y te diré que mi tema favorito del disco es uno u otro. Todos son necesarios, desde la movida disco de Miss you, a los arañazos punk -con Mick añadiendo guitarra eléctrica- de los que nunca me canso (Lies, When the whip comes down, Respectable...), el rinconcito entrañable de Keith con Before they make run, el cachondeo de Some girls, la comedia irresistible del gospel-country Far away eyes, la balada clásica Beast of burden, con ese riff que es como un buen amigo compartiendo barra de madrugada... Pero la sorpresa mayúscula han sido los temas no editados oficialmente del periodo Some Girls, añadidos en el segundo cd, y debidamente limpiados para ser presentados en el siglo XXI. Ahí, sus majestades han ido a lucirse.

Este cd, amigos, es la mejor noticia Stone en años. Hace días que en casa se tiran cohetes y la cerveza corre libre, y hasta mi hija, a punto de nacer, lo celebra con sombrerito de cowboy y batido especial. Claudine abre el espectáculo, sobran las palabras, luego prueba con la hija nunca confesada de Dead flowers que es Do you think I really care, la maravilla de When you´re gone, una guarrada blues que merecería un artículo por si sola; el Keith, acariciado por la armónica de Sugar Blue, que te deja hecho un trapo viejo, como los mejores tiempos de You got the silver, en ese We had it all, que tan bien interpretaba Dylan en sus giras de los 80. Esto es material sensible, han abierto la caja fuerte y en vez de robar, nos han dejado un regalo. Doce canciones que te sacan a golpes de la actualidad musical. Mick canta Tallahesse Lasse de forma magistral, I love you too much está perfectamente confeccionada y con madera de clásico de la banda, Keep up blues te recordará porque no existían blancos que fueran tan blues como los Stones, menuda armónica, menudo feeling, y cómo empieza, qué clase. Añádele el blues final de Mick él solito, Petrol blues. Some girls ya era inmenso antes, pero ahora te obliga a dejarlo todo y concentrarte en estos dos cd´s durante las semanas que sean necesarias. Me hago mayor, desconfío de los desconocidos, por eso, cuando algún viejo amigo vuelve a llamar a mi puerta de esta forma, ya digo, lo dejo todo y me voy con él. La noche vuelve a ser larga, la música te habla, vuelves a encontrarle sentido a esto de escribir sobre canciones y grupos. Por eso lo haces, para subrayar lo que sientes, para acordarte de que esto te gusta y es una parte importante de ti. Para dejarte de información, de datos y de esnobismos, y poner las tripas encima de la mesa. Ahora, si no os importa, vuelvo a reunirme con Claudine y las demás.
domingo, diciembre 11, 2011
SENNA

Senna es un documental ejemplar. Consistente, sintético, no abre teorías sobre el personaje que después no pueda cerrar. Y es respetuoso con un mito, su dimensión personal (con su carácter religioso en primer plano), profesional (un piloto diferente que reivindica la autenticidad del deporte) y social (el héroe de Brasil). Cuando estaba vivo y pilotaba, Ayrton Senna me parecía un loco y un prepotente, yo era más de Alain Prost, que era un tipo menos rebelde. Ahora ya sé que la del francés y el brasileño, eternos rivales, es una historia más cercana a la de Salieri y Mozart. Me alegra también comprobar que ese rostro, el de Senna, sigue siendo tan atractivo y misterioso años después. Cómo no confiar en un piloto con esa mirada. El film maneja jugosas imágenes de archivo, con un Senna inconformista luchando contra los poderes fácticos -la política- de la F1, representados por el insoportable Jean-Marie Balestre, aunque ciertamente, el del motor es un mundo lleno de pinzones sin escrúpulos, que con la cara ya pagan: Ecclestone, Briatore, Mosley... Documental perfecto también para los que recordamos mediodías de domingo con aquellas carreras sin electrónica ni toda la pajillería mental que tiene la competición actual, la cual me parece lo más aburrido del mundo.
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