
domingo, abril 29, 2012
JUNIOR KIMBROUGH
sábado, abril 21, 2012
TE VOY A ECHAR DE MENOS, LEVON
Mal asunto cuando la muerte de una de las personas a las que más admiras se te atraganta tanto. No he querido saber mucho más que eso, que Levon Helm ya no está entre nosotros. Uno de mis baterías favoritos, una de mis voces favoritas, otro de los genios que ha contribuido a afinar mi sentido de la vida, de la expresión y de todo. Me quedan sus discos con The Band, sus últimas obras en estudio, tan maravillosas. Y sé que le voy a echar mucho de menos.
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domingo, abril 15, 2012
BRUCE SPRINGSTEEN, WRECKING BALL

La estatura universal de la figura de Bruce Springsteen convierte el hecho de criticar cada uno de sus nuevos lanzamientos en un acto inútil. Lees y escuchas de todo. Una misma canción como This depression, de este nuevo Wrecking Ball, es para unos un tema de relleno, y para otros una sentida y desnuda confesión. No sé, cada vez me gusta menos leer sobre Springsteen, porque cada vez veo que pesa más la imagen que cada uno tiene de él, y naturalmente, considero que la opinión correcta del hombre de Freehold es la mia. A saber, me siguen emocionando sus directos, y me da igual que en cada estadio se cuelen miles de fans casuales que solo van a un concierto al año; Bruce mantiene una integridad y una pasión, con todos los matices que quieras, pero están ahí y eso me gusta porque no traiciona al Bruce del pasado; luego están sus últimos discos, de los cuales me quedo con poco. The rising, por ejemplo, sigo considerándolo un plomo muy poco soportable, Working on a dream sigue atragantándose, y siempre pensaré que el día en que Bruce se empezó a obsesionar con el jodido violín, algo se fue al carajo en el sonido de la E Street Band. Y así hasta ahora, con un Wrecking ball que me ha entrado con fuerza desde su tajante primer tema, We take care of our own (¡claro que sí!), y luego con Easy money, This depression, Wrecking ball... Aquí está un Bruce que habla en un lenguaje actual, sincero, y que a pesar de cargarse a las espaldas con todas las taras de su país (él lo ha querido así), consigue interesarme de nuevo, más allá del mensaje social, como solo lo han hecho en los últimos años temas como Radio nowhere, o el macro proyecto de reedición de Darkness on the edge of town. La gira por los USA está siendo grande, y espero con ganas el concierto de Barcelona.
Aquí una Tenth avenue freeze-out que finaliza los conciertos de la actual gira, con un bonito homenaje al Big Man...
martes, abril 10, 2012
MI TIEMPO LIBRE
No hace mucho me escribía un comentario Mr. Sammy plays dirty sobre lo que cambia tu modo de escuchar música cuando eres padre. En definitiva, que te queda poco tiempo para escuchar discos. Yo añadiría que tu percepción del tiempo en general cambia totalmente cuando tienes un crío. Ahora mismo, he encontrado un pequeño hueco entre mis trabajos, mis cursos, mis tareas caseras y sobretodo, entre puchero y puchero de mi niña para escribir este post. Es como si cada segundo libre aumentara su valor en borsa, como cuando vas a limpiar el coche y metes un euro y te pones con el aspirador como un loco, con el corazón a cien, porque sabes que de un momento a otro te lo apagarán y tendrás que introducir otra moneda. Marina se ha comido de un bocado casi todo mi tiempo (por no hablar del de mi pareja), y ya solo me quedan pequeños espacios de "zona azul", meto mi moneda y rápidamente hago un post, o escucho un par de temas del nuevo disco de Bruce Springsteen o el de Siena Root. Disminuye mi tiempo de ocio, y he de decir que ya era hora. Escucho menos (malos) discos, también voy a menos conciertos (mi sordera crónica me lo agradecerá), y me obligo a enfocar mejor los ratos libres. Aprendo a ser más selectivo con lo que hago y dejo de hacer. Tiempo. Marina llora, ya voy pequeña.
domingo, abril 08, 2012
TERRAPIN STATION
Me alegra encontrar por Youtube la filmación de uno de los conciertos más míticos de los Grateful Dead, el de la noche de fin de año de 1978, en el Winterland, editado hace unos años en un inolvidable cuádruple cd. Creo que ahora saldrá a la venta una caja con dvd´s de la banda, que incluye este concierto y otras filmaciones clásicas de los Dead, como la del '89 en Alpine Valley. Recupero esta versión del magnum opus interplanetario más emocionante de Jerry García, Terrapin Station, una canción inagotable que siempre me mantiene en trance hasta el final.
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viernes, abril 06, 2012
AMIGOS & RESTAURANTES
Como persona un tanto reservada cuento con pocos amigos a los que pueda llamar amigos de verdad. Y muchos de los que tenía me los he ido cargando yo mismo al cabo de los años. No es broma, a ratos puedo ser malo y descuidado. Bien, hoy que hemos sacado a pasear nuestros pulmones por la Vall d'en Bas con dos de nuestros mejores amigos, vuelvo a darme cuenta de lo importantes que son los restaurantes para mantener las buenas amistades. Olvidaros de Facebook, Twitter, Doodles, WhatsApps. La mesa es el lugar donde se reparte la felicidad entre personas que se quieren. Si no comes en restaurantes con tus amigos es que algo falla, si no ponéis las cartas sobre la mesa en el ritual de la comida es que no estáis tan unidos como creéis. Cuántas amistades me hubieran durado más con restaurantes de por medio. No puedes querer a alguien invitándole a un café un lunes por la tarde.
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sábado, marzo 31, 2012
EDGAR BROUGHTON BAND, THE HARVEST YEARS, 1969-1973

Prototipo de banda pelona y troglodita de blues / rock progresivo-psicodélico de finales de los 60 y primeros 70s, Edgar Broughton Band, ingleses de provincia, ven ahora su discografía para Harvest Records (una subsidiaria de EMI dedicada al rock progresivo), reeditada a un precio de fábula. Si gustas de locuras bluesodélicas a la Captain Beefheart (dan para combinaciones dispares, puedes añadirle Pink Fairies, Cactus, Ten Years After...), esta es tu banda. Su mejor disco, el homónimo editado en 1971, es una cajón desastre de blues cavernario con olor a ampli requemado, alguna pájara de final de hippismo (esa maravilla que es Evening on the rooftops), y originalidad y libertad creativa. Todos los temas tienen su qué, y el resto de discografía aquí reunida completa el rescate de unos tipos que se quedaron con sus barbas colgando en la espiral del tiempo.
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lunes, marzo 26, 2012
LOU REED & METALLICA, LULU

Qué pocas ganas le tenía a Lulu, y más siguiendo las distintas corrientes de opinión que se dieron tras su publicación (todo en el fondo muy predecible: los Loureedianos un poco alienados por el asunto, y los heavys que siguen rascándose la cocorota sin entender qué coño les ha pasado a Hetfield & co.). Hay novedades que nacen quemadas, viciadas por las opiniones extremas, y ya ni las escuchas. Pero en el fondo, sabía que Lulu tendría su momento en mis orejas. Y por fin ha llegado, meses después de que los que lo compraron lo hayan arrinconado en las estanterías ad eternum. Extraño, a ratos feo, Lulu me gusta porque me gusta oír escuchar a Lou Reed recitar como lo hace, y porque a ratos la química entre el viejo y Metallica funciona a todo trapo (Brandenburg gate, The view, Frustration, Mistress dead, por ejemplo). No es un disco tan complejo como lo pintan, es encontrar el tiempo para sentarte o pasearte con él, algo que cada vez hacemos menos, porque ya nadie encuentra tiempo ni ganas para enfrentarse a un cd doble como este; y es por otro lado difícil paladear en paz una obra expuesta a los prejuicios del público desde la primera noticia de su grabación. Metallica querían (y no es la primera vez) validarse como banda artie, y Lou necesitaba un vehículo potente y seguro, que no estrujara sus sesentonas neuronas más de lo necesario. Ambos firman un gran disco de anti poesía metálica que, paradójicamente, no ha hecho ningún favor a sus respectivas carreras.
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lunes, marzo 19, 2012
DEF LEPPARD, PYROMANIA GLORIOSAMENTE REEDITADO

No voy a entrar en si Pyromania es una obra maestra superlativa, un disco perfecto de rock inglés con salsa americana, uno de los quince clásicos de los 80, merecedores de competir con sus padres de los setenta. Pero con la reedición en mis manos, doble cd, de este disco capital que Def Leppard graban en 1983, tengo la necesidad de concentrarme en el segundo cd, el que tantas veces dedican al relleno, a las tomas alternativas inútiles, a los pesadísimos remixes. Porque, ah, amigos, el segundo cd es un concierto íntegro de la gira Pyromania desde el Forum de L.A. Y aquí es donde los esquemas se tambalean. Quiero decir que estamos ante el doble Lp en directo perdido de los ochenta, el magistral live que podría haber competido con cualquier Stangers in the night de la década anterior. Si llegan a editar este concierto en 1984, millones de adolescentes habrían descubierto el rock n´roll al ritmo de Rock brigade. Es desde ya uno de mis directos capitales, y compite en la champions de los demás, del Fimore de Humble Pie, de UFO, de los Alive de Kiss... No me da miedo decirlo, hay que remover los altares, sacudir los mitos, revisar los intocables. Es la sustancia, una banda en el punto, las guitarras rompen con todo (Steve Clark, Les Paul a la altura de las rodillas, él era la imagen más rockera de la banda, el asidero donde podía agarrarse un cínico rockero stoniano de siempre), y la banda mata desde los primeros temas, con un Rock! rock! (till you drop) aceleradísimo y un Rock brigade que te reconcilia con el rock n´roll y su puta madre.

Estoy hablando de esencias, de una banda jovencísima que practicaba por primera vez en su vida un arena rock con sangre de club. Luego vendrían los accidentes, Hysteria y el éxito prefabricado, interplanetario, la muerte de Steve... Y buenos momentos, grandes momentos (ese vídeo en directo de la gira Hysteria, In the round, es un clásico de los 80), aunque para nada la misma sustancia euforizante que encuentras aquí. Def Leppard dejaron escapar su gran doble directo, su Live after death, supongo que ahora lo saben. Si todas las reediciones del mercado fuesen la mitad de reveladoras que esta, si todos los directos fuesen un tercio de volcánicos que este... Acabo de descubrir uno de los grandes live de los 80, perdido en el tiempo durante casi treinta años. Nunca es tarde, paro máquinas, no suena nada más que esto en mi viejo cd walkman, Another hit and run, Photograph, Stage fright... Todas en su perfecto punto de ebullición, cuando todo estallaba por primera vez, cuando Joe Elliot lucía la Union Jack, cuando Rick Allen golpeaba con dos brazos, cuando Steve Clark reinaba en el escenario.
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domingo, marzo 18, 2012
WEST, BRUCE & LAING, WHY DONTCHA (1972)

La familia Cream-Mountain es casi tan extensa como la Purple family, y seguir la pista de los Leslie West, Clapton, Bruce, Baker, Pappalardi, Laing etc. es una labour of love que puede llevarte toda una vida. Poco he oído hablar de la banda que en 1972 formó el gordo Leslie, recién disueltos Mountain, con su compañero batería Corky Laing y un Jack Bruce que ya había dejado claro con sus discos en solitario quién era el alma compositiva de Cream. La banda, West, Bruce & Laing fue un rocoso power trío de probadas capacidades blues rock a lo bruto, pero con sensibilidad para intensos medios tiempos rebosantes de melodía. Componían los tres, y se repartían las voces también. Why dontcha, el primero de los dos discos en estudio que firmaron, afianza el legado Cream, nos muestra a los tres músicos en estado de erupción total (The doctor es un temazo, Third degree, blues paquidérmico de Mr. Bruce, While you sleep, con todo el poderío soul de West...), y es otro tratado power trío de los muchos que surgieron en la época, y que tantas bandas jóvenes actuales fusilan sin vergüenza alguna.
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lunes, marzo 12, 2012
ANTIGA FÀBRICA MORITZ, BARCELONA
Como es habitual, los barceloneses nos hemos lanzado a husmear como perros por la nueva Fábrica Moritz de Ronda Sant Antoni. Un proyecto ambicioso de la marca cervecera, gastronomía-cultura-ocio en el edificio de la antigua fábrica Moritz, cuya renovación ha diseñado el arquitecto Jean Nouvel. En mi caso, la parte cultural y ociosa del proyecto se reduce a bajar las escaleras para ir a los servicios y disfrutar de la arquitectura de arcos y corredores de piedra; es en la parte gastronómica en cambio, donde de verdad tengo ganas de extenderme.

El restaurante de la Fábrica Moritz está en la planta baja del edificio, y es una gran superficie que, cuando está repleta de clientes (arriésgate a ir fin de semana a la hora del aperitivo, valiente) se asemeja más a un comedor escolar. Aunque solo hay que adentrarse en la carta (amplísima, recogiendo todas las tradiciones taperas y bocadilleras de la ciudad) y empezar a pedir a lo loco para darte cuenta de que el proyecto gastronómico ideado por Jordi Vilà (Alkimia-Vivanda-Saltimbocca-Dopo) tiene una base sólida.

Las cañas de Moritz son obligatorias para refrescar el tapeo, e imprescindible también es la bomba, magistral y suave hasta que empieza a picar como es debido. Perfecta. Hay todo tipo de tapas, croquetas indispensables, mini-frankfurts como representación de la costumbre frankfurtera barcelonesa, un sandwich con huevo y panceta tremendo, un robustísimo bocadillo de pies de cerdo, pecaminoso y denso; mal las bravas, buenas las alcachofas. La quizás excesiva variedad de la oferta no parece repercutir en la calidad. Todo a buen nivel, a veces de notable. Hay detalles que me encantan, como que te sirvan el café en bandeja y con un vasito de agua. El servicio está ideado para que las cosas no tarden, hay movimiento y jaleo urbano. Horarios amplios, ideales para darte un banquete por la tarde al salir del trabajo.
El restaurante de la Fábrica Moritz está en la planta baja del edificio, y es una gran superficie que, cuando está repleta de clientes (arriésgate a ir fin de semana a la hora del aperitivo, valiente) se asemeja más a un comedor escolar. Aunque solo hay que adentrarse en la carta (amplísima, recogiendo todas las tradiciones taperas y bocadilleras de la ciudad) y empezar a pedir a lo loco para darte cuenta de que el proyecto gastronómico ideado por Jordi Vilà (Alkimia-Vivanda-Saltimbocca-Dopo) tiene una base sólida.
Las cañas de Moritz son obligatorias para refrescar el tapeo, e imprescindible también es la bomba, magistral y suave hasta que empieza a picar como es debido. Perfecta. Hay todo tipo de tapas, croquetas indispensables, mini-frankfurts como representación de la costumbre frankfurtera barcelonesa, un sandwich con huevo y panceta tremendo, un robustísimo bocadillo de pies de cerdo, pecaminoso y denso; mal las bravas, buenas las alcachofas. La quizás excesiva variedad de la oferta no parece repercutir en la calidad. Todo a buen nivel, a veces de notable. Hay detalles que me encantan, como que te sirvan el café en bandeja y con un vasito de agua. El servicio está ideado para que las cosas no tarden, hay movimiento y jaleo urbano. Horarios amplios, ideales para darte un banquete por la tarde al salir del trabajo.
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domingo, marzo 11, 2012
MARK LANEGAN BAND, BLUES FUNERAL

A Mark Lanegan siempre se le va a pedir que vuelva a sus primeros discos en solitario (y unos cuantos inmaduros siguen reclamando una reunión de Screaming Trees), a Whisky for the holy ghost o Scraps at midnight, sino formalmente si en espíritu. Y con Blues Funeral no solo ha vuelto al gesto esquivo y arenoso que me enamoró, en verdad, ha vuelto a enamorarme. Y no era fácil, Lanegan ha creado un personaje borde, rugoso y arisco, y sus últimos proyectos, aunque respetables, habían dejado de interesarme. The Gutter Twins no dejó la huella esperada, y de los dos discos en los que le prestó la voz a Isobel Campbell me quedo con un greatest hits entre ambos. Aquí, Blues Funeral arranca bien desde la preciosa portada y los cuatro primeros temas, repletos de la calidez rocosa de esta gran voz. Bleeding muddy water es una oración laneganiana ya clásica, tanto como St Louis elegy, Phantasmagoria blues, Harvorview hospital o Deep black vanishing train, y sí, Riot in my house tiene algo de la banda de los orondos Conner; dos peros, Ode to sad disco me asusta al recordarme a James, y el power pop versión Lanegan de Quiver Syndrome se me hace largo y plano. El buen fan debería estar tranquilo, servirse su mejor ginebra y esperar a que estas canciones calen hasta los huesos.
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miércoles, marzo 07, 2012
ESCUCHAR MÚSICA A LOS 35
La edad te gasta. Es inútil que críticos y escribas musicales traten de colarte cosas que no son. O quizás lo sean, pero tú ya no tienes el cerebro tan limpio y joven como para hacer sitio a diez obras maestras al día. Tus listas de los mejores del año se van reduciendo, o ya ni las haces, y ante cualquier supuesto buen disco, antepones con más ímpetu, inevitablemente, tu estado de ánimo. Ah, la pasión, todavía la sientes claro, pero es idiota pensar que después de un millón de discos sentirás lo mismo. Lo sientes diferente, y cuanto antes te des cuenta más disfrutarás de lo que te queda. Date cuenta de que cuando tengas una edad detectarás la impostura a leguas, dejarás de comprar revistas que antes te iluminaban y ahora te parecen repetitivas y aburridas, no te fiarás de los que escuchan demasiada música y opinan demasiado, huirás de las críticas de discos largas y llenas de adjetivos, y te refugiarás en los que lo tienen claro, en la síntesis y la metáfora. Y continuarás escuchando música, más limpio, más apartado de las modas solubles, paciente, guardándote los tesoros para cuando los necesites, y escuchando solo aquello que te pides a ti mismo, lo que te ayuda. Seguirás pasándotelo de puta madre. No está mal a cambio de un poco de pasión de juventud.
domingo, marzo 04, 2012
JACK BRUCE & ROBIN TROWER, SEVEN MOONS

La pasión es algo innato en Jack Bruce, le sale por la boca, en la voz, y le sale por los dedos, como bajista. Y cuando el personaje anda en forma y bien amueblado (un genial, cuidadoso, elegante Robin Trower le da la réplica a la guitarra, después de haber colaborado varias veces en el pasado), el resultado puede ser esta pequeña obrita maestra llamada Seven Moons, editada en el 2008. Pasajes como Just another day te recordarán al Jack Bruce más creativo y jazzy, mientras que la inicial Seven moons o Lives of clay contienen suficiente infraestructura blues / rock como para contentar a los que buscan en cada movimiento de Bruce un algo de Cream. No hay mucho que decir, este es un disco con magia, simple y llanamente.
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miércoles, febrero 29, 2012
ESTOY HARTO DE CENIZOS
El ministro de economía presentó ante las cámaras el defícit estratosférico del país. No por las cifras que daba, que son las que son, sino por su gesto, su actitud, el ministro de economía es un puto cenizo. Estoy harto de que los políticos se escuden en ser cenizos, que pongan cara de estreñidos, de sufrientes maríamagdalenas cuando presentan sus oscuras perspectivas de futuro. Nadie se atreve a prometer un mañana mejor, nadie lidera, nadie mira más allá. Mientras, la sociedad está variando su psicología, y esto si que durará, porque está en nuestro inconsciente. Ahora ponemos malas caras, hay miradas abatidas y cuando te encuentras a un viejo amigo enseguida sale el comentario de "todo está fatal". Los cenizos han conseguido penetrar en la psicología social, y ahora, estrechos y recortados, ponemos peores caras que antes. Hay por lo tanto, más tristeza. Luego mi hija empieza a sonreír (aunque sea un acto reflejo y blah blah, pero yo sé que lo hace porque papá es muy gracioso con ella), y su gesto me desarma. Expande su boquita y dibuja un sonrisón espectacular. Que los cenizos no se lo roben jamás.
lunes, febrero 27, 2012
VAN HALEN, A DIFFERENT KIND OF TRUTH

Después de haber tirado por la basura década y media de su vida, y de haberse destrozado a si mismo hasta ser incapaz de recorrer los punteos de Eruption, después de ser un despojo humano y de caerme realmente mal, Eddie Van Halen consigue ahora que todo un Hagarita como yo se rinda a sus pies, a los de Alex, a los de un imponente Roth e incluso a los del bolón que tienen como bajista, que lleva el apellido Van Halen y que se pasea por el escenario como quién pulula por la sección de embutidos del Alcampo. La reunión de Van Halen fue en un principio un disimulado despropósito. En el 2008 Eddie todavía no estaba en este planeta, y la gira resultó tan alimenticia como la del 2004 con Hagar; ahora sin embargo las piezas encajan, veo imágenes del nuevo tour de la banda y me gusta, y sobretodo, escucho desde hace días el fantástico A different kind of truth, el tajante disco con el que soñaban los pedantes fans de la primera época con Roth. Álbum potente y divertido, loco, festivo; como me suele pasar, erré el tiro, ya que antes de que editaran nada, ya me metía con ellos desde este mi blog, y volví a errar cuando escuché el single Tattoo y me quedé igual. Ironías del destino, ahora no puedo vivir sin Tattoo, que me parece una canción-caramelo, que solo Roth puede interpretar así, y tampoco pasa un día sin que disfrute She´s the woman o Stay frosty. Hay temas mejores que otros, pero qué demonios, no me apetece analizar más. Este disco es una gran noticia, el ambiente perfecto para tu fiesta, ideal para olvidarte de lo escasas que son las novedades musicales interesantes, y para reencontrarte con el sonido 100% Van Halen. Bottoms up!
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lunes, febrero 20, 2012
CUANDO PAUL RODGERS ERA OTRO...

Con el tiempo, la reunión de Queen quedó para la historia como una de las más cochambrosas que se hayan dado en los últimos años. Alimentaron a la masa a fuerza de la versión más populista del repertorio Queen, sacaron un disco de rock n´roll provinciano y se fundieron poco después con sus cuentas más saneadas. Desde entonces, Paul Rodgers ha reunido de nuevo a Bad Company, decentemente, sí, y ha ejecutado buenos directos con una banda en solitario, pero hay algo que se perdió en el camino desde que este hombre decidió ponerse en forma en el gimnasio y en la clínica de cirujía plástica. Aprovechando que se edita estos días un directo de la voz de Free de 1994, repaso su disco del año anterior, titulado Muddy Waters Blues, que es blues per se dedicado a Muddy Waters y con invitados del lustre de Jeff Beck, Setzer, Buddy Guy o Slash. En aquella época Paul era más feo, tenía papada y un aire de estrella en asumida decadencia, y por ello se podía permitir editar dobles discos como este. A pesar de que por momentos limpia demasiado el rancio blues de Muddy, su cante suena suficientemente auténtico, y su blues no admite suplementos vitamínicos, ni cirujías ni fitness para rockeros maduros. Con este Paul Rodgers todavía podías tomarte unas copas sin que te largara discursos de alcohólicos anónimos.
miércoles, febrero 15, 2012
HANK III, GHOST TO A GHOST

Después del cuarto tema, Don´t ya wanna, sacado a fórceps de la peor borrachera del rodeo más pordiosero de Texas, viene un remanso de country maravilloso con Ray Lawrence Jr. a la voz (que son dos canciones en una, grabadas de forma improvisada en el autobús de gira de Hank III); es solo un ejemplo de como Hank III domina lo que hace, sin nada que lo ate más allá de sus propias idas de olla y su recién adquirida libertad discográfica, que le impulsó a editar el mes de septiembre pasado cuatro álbumes a la vez. Ghost to a ghost es más básico y más naturalista que anteriores logros del nietísimo, y con el tiempo lo considerarás a la altura de Rebel Within o Lovesick, broke & driftin´. Ghost to a ghost empieza con una signature song tan clásica en Hank III como Guther town, y termina, once estampas sonoras después, con una increíble oda fronteriza (con colaboración de Tom Waits y Les Claypool) que firmarían unos Calexico arrastrándose por la arena del desierto, moribundos y consumidos por la cirrosis, filmados por Sam Peckinpah. Ghost to a ghost se edita en un pack junto con Guther town, otro de los cuatro lanzamientos con los que Hank se ha desquitado esta temporada, pero me encuentro demasiado atrapado por Ghost to a ghost como para enfrentarme a su hermano, que se me antoja todavía más extraño y extraviado. Queda pendiente.
sábado, febrero 11, 2012
LAS PEORES DECISIONES DEL METAL: CELTIC FROST, DE LA VANGUARDIA AL POP METAL
Durante la segunda mitad de los 80, innumerables bandas se sometieron a cambios radicales en cuanto a estilo e imagen, renegando en parte de su pasado y subiéndose a la carroza de la moda glam y el rock duro-blando imperante. Accept tiraron por la borda su prestigio germánico, se deshicieron del gran Robocop del metal Udo, y ficharon a un pintamonas norteamericano llamado David Reece, con la estúpida intención de petarlo en USA grabando un disco estilo Bon Jovi. Naturalmente, el movimiento fue su sentencia de muerte; Michael Schenker formó un efímero dúo con Robin McCauley, otro maniquí de saldo, y trató de entrar en el mercado comercial por la senda estética que estaba marcando el glam de Poison y los demás. Otro fracaso.

(Accept se tiran de cabeza al desastre. Adiós Udo, hola Jon Bon Jovi)
Me fascinan bandas como Krokus, auténticos rockeros con varios discazos a sus espaldas, que a mediados de los 80 fichan por un management nortemaericano (los llevaba John Kalodner) y se convierten de la noche a la mañana en una banda de pop metal sin sustancia y con pintas horribles. Como los anteriores, el fracaso les desmoraliza y desaparecen del mapa hasta la llegada de tiempos mejores.

(Krokus rozaron el éxito y se les fundieron las neuronas. Desde su cuadro de mandos, Mark Storace conduce a la banda al deshaucio)
Y cuántas otras bandas sufrieron el mismo trance. Eran los ochenta, la era Reagan, el triunfo del ultraliberalismo, y todos van a por su pedazo del pastel, en unos USA con miles de adolescentes de clase media, subyugados por la MTV y por un rock duro que de forma simplona y chabacana les decía que no estaban solos. Docenas de bandas, más o menos veteranas, decidieron dar la espalda a su base de fans procedente de los setenta o primeros ochenta, ignorar su estilo y autenticidad, y pintarrajearse como putas para encajar en la corriente spandex & laca, rezando para que la MTV les metiera en su rotación de video clips. Algunas veces funcionaba, otras no. Judas Priest hicieron el cambio en Turbo, Van Halen con el segundo disco con Haggar, Scorpions y Savage amusement, Whitesnake y 1987... Pintas más glam, música suavizada y masticada, especial atención a los clips y a un erotismo que nada entre el descampado urbano y Miami Vice. Pero de todos esos giros, en algunos casos a la vacuidad musical más triste, el que más me fascina es la pirueta mortal que dieron Celtic Frost. Esta banda suiza, que hasta 1987 había habitado en el underground metálico, estaba considerada como la vanguardia del metal, marcaron el camino a los estilos más extremos y fueron precursores del black metal, el trash y tantos estilos que sacudieron la música dura en los años venideros. Eran un mito intocable para los connoisseurs que consideraban a Maiden, Judas etc. metal demasiado aceptado por las masas.

(Una de las obras maestras de Celtic Frost. A reivindicar permanentemente Into the Pandemonium)
Tom "Warrior" Gabriel, líder de Celtic Frost era un tipo fascinante, terriblemente feo, creativo y valiente. Discos como el decisivo e influyente To Mega Therion (1985), con portada de H.R. Giger, e Into the Pandemonium son monumentos metálicos, de incalculable importancia histórica. Into the Pandemonium, por ejemplo, incluía samplers, violines, voces femeninas operísticas, y un metal pesado, denso, extraordinario y libre. Y estamos hablando de 1987. Celtic Frost, además, se habían formado a partir de Hellhammer, otros precursores del black metal y el death, a primeros de los 80.

(Celtic Frost, antes)
Con un currículum de esta guisa, en la cúspide de la vanguardia metálica, en 1988, Tom Warrior decide romper la banda para reformarla meses después y dar un giro total a su carrera. De repente, las pintas oscuras, satánicas de los primeros discos de Celtic Frost son sustituidas por un vergonzoso aspecto chabacano de glam rockers de extrarradio. Y así, tratando de parecer atractivos para las féminas los que antes eran las ratas negras del metal, dejan a los fans de Celtic Frost sin habla.

(Celtic Frost, después)
Y cuando entregan su nuevo disco en 1988, la cosa deviene ya en suicidio comercial y artístico en toda regla. Un metal pretendidamente moderno, aplicando mantequilla a las aristas del viejo estilo de Celtic Frost. Y lo peor, en la contraportada de ese disco, que llamaron Cold Lake, encontramos una instantánea de la banda con sus pintas más glammys (o lo que ellos entendían como glammy, parecían más unos malos imitadores de la Vinnie Vincent Invasion) ante la cual no hay palabras. ¿Qué pasaba por la cabeza de Tom Warrior, el que una vez fue gurú del metal con ínfulas artísticas? Perdieron a sus fans más fieles, su credibilidad se fue a la basura y ni siquiera consiguieron sus objetivos comerciales. Posteriormente, Tom Warrior no querría ni oir hablar de Cold Lake, y ni siquiera lo reeditaría en cd. Como los Kiss de The Elder, Celtic Frost ya tenían su obra maldita.

(Cold lake -1988- el disco que hundió a una banda mítica)
Y eso que Cold Lake no suena nada mal hoy en día, más que nada porque Tom Warrior ni queriendo es capaz de pasar por un hermano bastardo de Brett Michaels; aún en su peor momento creativo, habiendo perdido definitivamente el norte y queriendo pasar por lo que nunca serían, la música de Celtic Frost continuaba teniendo ese aliento frío y extraño, malsano. Lo único cierto es que Celtic Frost no se recuperaron jamás del batacazo, y tuvieron que pasar varios años antes de que la banda se reuniera de nuevo y Tom Warrior emergiera para las nuevas generaciones como uno de los pilares más influyentes del primer metal extremo. Hoy día nadie discute la importancia de la obra de Hellhammer y de Celtic Frost.
(Arriba, el denostado tour de Celtic Frost y su Cold Lake. Aquí rozando el ansiado éxito como cabezas de cartel en el Hammersmith Odeon. Los fans de toda la vida no podían soportar esas pintas y ese sonido. Hoy en día tampoco suena tan mal)

(Accept se tiran de cabeza al desastre. Adiós Udo, hola Jon Bon Jovi)
Me fascinan bandas como Krokus, auténticos rockeros con varios discazos a sus espaldas, que a mediados de los 80 fichan por un management nortemaericano (los llevaba John Kalodner) y se convierten de la noche a la mañana en una banda de pop metal sin sustancia y con pintas horribles. Como los anteriores, el fracaso les desmoraliza y desaparecen del mapa hasta la llegada de tiempos mejores.

(Krokus rozaron el éxito y se les fundieron las neuronas. Desde su cuadro de mandos, Mark Storace conduce a la banda al deshaucio)
Y cuántas otras bandas sufrieron el mismo trance. Eran los ochenta, la era Reagan, el triunfo del ultraliberalismo, y todos van a por su pedazo del pastel, en unos USA con miles de adolescentes de clase media, subyugados por la MTV y por un rock duro que de forma simplona y chabacana les decía que no estaban solos. Docenas de bandas, más o menos veteranas, decidieron dar la espalda a su base de fans procedente de los setenta o primeros ochenta, ignorar su estilo y autenticidad, y pintarrajearse como putas para encajar en la corriente spandex & laca, rezando para que la MTV les metiera en su rotación de video clips. Algunas veces funcionaba, otras no. Judas Priest hicieron el cambio en Turbo, Van Halen con el segundo disco con Haggar, Scorpions y Savage amusement, Whitesnake y 1987... Pintas más glam, música suavizada y masticada, especial atención a los clips y a un erotismo que nada entre el descampado urbano y Miami Vice. Pero de todos esos giros, en algunos casos a la vacuidad musical más triste, el que más me fascina es la pirueta mortal que dieron Celtic Frost. Esta banda suiza, que hasta 1987 había habitado en el underground metálico, estaba considerada como la vanguardia del metal, marcaron el camino a los estilos más extremos y fueron precursores del black metal, el trash y tantos estilos que sacudieron la música dura en los años venideros. Eran un mito intocable para los connoisseurs que consideraban a Maiden, Judas etc. metal demasiado aceptado por las masas.

(Una de las obras maestras de Celtic Frost. A reivindicar permanentemente Into the Pandemonium)
Tom "Warrior" Gabriel, líder de Celtic Frost era un tipo fascinante, terriblemente feo, creativo y valiente. Discos como el decisivo e influyente To Mega Therion (1985), con portada de H.R. Giger, e Into the Pandemonium son monumentos metálicos, de incalculable importancia histórica. Into the Pandemonium, por ejemplo, incluía samplers, violines, voces femeninas operísticas, y un metal pesado, denso, extraordinario y libre. Y estamos hablando de 1987. Celtic Frost, además, se habían formado a partir de Hellhammer, otros precursores del black metal y el death, a primeros de los 80.

(Celtic Frost, antes)
Con un currículum de esta guisa, en la cúspide de la vanguardia metálica, en 1988, Tom Warrior decide romper la banda para reformarla meses después y dar un giro total a su carrera. De repente, las pintas oscuras, satánicas de los primeros discos de Celtic Frost son sustituidas por un vergonzoso aspecto chabacano de glam rockers de extrarradio. Y así, tratando de parecer atractivos para las féminas los que antes eran las ratas negras del metal, dejan a los fans de Celtic Frost sin habla.

(Celtic Frost, después)
Y cuando entregan su nuevo disco en 1988, la cosa deviene ya en suicidio comercial y artístico en toda regla. Un metal pretendidamente moderno, aplicando mantequilla a las aristas del viejo estilo de Celtic Frost. Y lo peor, en la contraportada de ese disco, que llamaron Cold Lake, encontramos una instantánea de la banda con sus pintas más glammys (o lo que ellos entendían como glammy, parecían más unos malos imitadores de la Vinnie Vincent Invasion) ante la cual no hay palabras. ¿Qué pasaba por la cabeza de Tom Warrior, el que una vez fue gurú del metal con ínfulas artísticas? Perdieron a sus fans más fieles, su credibilidad se fue a la basura y ni siquiera consiguieron sus objetivos comerciales. Posteriormente, Tom Warrior no querría ni oir hablar de Cold Lake, y ni siquiera lo reeditaría en cd. Como los Kiss de The Elder, Celtic Frost ya tenían su obra maldita.

(Cold lake -1988- el disco que hundió a una banda mítica)
Y eso que Cold Lake no suena nada mal hoy en día, más que nada porque Tom Warrior ni queriendo es capaz de pasar por un hermano bastardo de Brett Michaels; aún en su peor momento creativo, habiendo perdido definitivamente el norte y queriendo pasar por lo que nunca serían, la música de Celtic Frost continuaba teniendo ese aliento frío y extraño, malsano. Lo único cierto es que Celtic Frost no se recuperaron jamás del batacazo, y tuvieron que pasar varios años antes de que la banda se reuniera de nuevo y Tom Warrior emergiera para las nuevas generaciones como uno de los pilares más influyentes del primer metal extremo. Hoy día nadie discute la importancia de la obra de Hellhammer y de Celtic Frost.
(Arriba, el denostado tour de Celtic Frost y su Cold Lake. Aquí rozando el ansiado éxito como cabezas de cartel en el Hammersmith Odeon. Los fans de toda la vida no podían soportar esas pintas y ese sonido. Hoy en día tampoco suena tan mal)
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miércoles, febrero 08, 2012
EL OÍDO MUSICAL DE UN BEBÉ
Es curioso como, en el mundo ultra visual en el que vivimos, para un bebé la vista sea el sentido menos desarrollado, el más inútil. Tardan semanas en distinguir formas, en identificar objetos y personas por la vista. El oído en cambio, está más desarrollado desde los primeros días. O por lo menos eso es lo que noto con mi niña. Hoy un amigo me ha enseñado una aplicación para móvil que te permite montar tus propias ambientaciones musicales para relajar a tu bebé: pongo un fondo de "hoguera de campamento", le añado una melodía de "caja de música", un poco de sonido de viento lejano y unos cuantos pajaritos del bosque, y si me siento un poco surrealista, le añado el canto de monjes budistas, o el entrañable golpeteo de una mecedora mientras aúlla el lobo en las colinas. Y así construyes tu fondo musical para que tu pequeña se relaje mientras le cambias el pañal. Hoy ha colado, y le ha cambiado la cara con la melodía que le había montado, igual de ojoplática que yo cuando escuché por primera vez el Life after death de Iron Maiden. Lástima que a los cinco minutos haya decidido cansarse, pasar de la novedad, y optar por el clásico berrinche. Como su padre, que cada vez tiene menos paciencia con la música nueva, y si no le interesa lo que escucha, a los cinco minutos recurre a la calidez y la seguridad de un disco de Rory Gallagher o los Stones.
sábado, febrero 04, 2012
GARY MOORE, LIVE AT MONTREAUX 2010

El blues de Gary Moore era bronco, de brocha gorda, blues de carga y descarga, de Área de Guissona, de torno, palé y hormigón. Su guitarra derramaba lágrimas de elefante, y la sutileza era sutituida por la traca y el petardazo. Pero hay algunos álbumes blues de Gary Moore que me gustan, como el que le dedicó a Peter Green, Blues for Greeny. De su etapa anterior, el mismo blues paquidérmico era hard rock fuerte, de sabores celtas, con inolvidables discos como We want Moore, inmenso directo, su mejor entrega en mi opinión, que fue Victims of the future o Run for cover. Con el tiempo se le perdonan sus años de blues para las masas, de algo había que comer, y si podía ser, sin soltar agudos imposibles. Pero cuando en 2010 Gary decidió girar de nuevo con Neil Carter a los teclados y coros (ahora calvo como una bola de billar) y recuperar su carrera hard rockera, todos nos felicitamos. Lo que suena en este directo desde Montreaux es un Gary tan bronco como siempre, saliendo airoso con temas exigentes como el inicial Over the hills and far away, y firmando en escena tres temas nuevos que no están nada mal. Su aspecto delataba que algo no iba del todo bien, recordaba a Rory Gallagher en los 90; ambos tocaban muy bien, pero de repente te los encontrabas hinchados como globos, evidenciando sus problemas de salud. Lástima que Gary muriera pocos meses después de este concierto (en un rincón tan lamentable como Estepona). Gary era un buen tipo, y no me caen los anillos al reconocer que ahora disfruto no solo de sus álbumes duros, sino del blues de Corte Inglés que se inventó luego y que tan rico le hizo.
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jueves, febrero 02, 2012
CHRIS CORNELL, SONGBOOK

Desde luego que este Chris Cornell es mejor que el Chris Cornell del último disco en solitario, y mejor que aquel que debutó (y nos convenció entonces) con Euphoria Morning, después de disolverse Soungarden. Enfrascado ahora en el retorno de la banda madre, Cornell recopila estas tomas sacadas de una gira acústica, y se nos presenta de nuevo en la senda que nunca debió abandonar. Podría haber sacado maravillosos y oscuros discos él solito con su guitarra acústica, lástima que optara por una carrera gris. Porque aquí I am the highway (Audioslave, por ejemplo, es una banda que ya nadie recuerda), Call me a dog o Fell on black days suenan austeros y serios, perfectamente desnudos. De un tiempo a esta parte, el legado de las bandas más masivas de Seattle anda en buena forma: Alice in Chains grabaron un increíble e inesperado disco hace un par de años, Pearl Jam se han quedado con la condición de banda clásica fruto de su trabajo de todos estos años, y Soundgarden apuntan a que están haciendo las cosas bien.
miércoles, febrero 01, 2012
TARDE
Ahí fuera el tráfico y la gente sigue acelerando, aquí dentro podemos permitirnos, solo por unos días, discurrir de otro modo. Marina se ha dormido encima mío un par de horas, mientras yo iba pasando canales, el informativo 24h de Televisión Española, y el informativo 24h de TV3, de uno a otro, adormilado, y la pequeña se mecía en mi respiración. Ahora se alimenta en el regazo de su madre. Voy pensando en mi niña, en como las cosas están cambiando, de momento, a un ritmo benévolo. Para nosotros, pronto será el momento de volver a gritar, a equivocarse y a acertar. Pronto volverá el deseo irrefrenable, llegar a casa con el parte de la derrota, o el del triunfo. Nos hemos vuelto más egoístas, y nadie sabe qué va a pasar. Lo único verdadero es que Marina está aquí, y hay que cambiarla, limpiarla, decirle cosas bonitas y palabras inventadas, cogerla cuando llore, darle de comer. Es una buena tarde para todo eso, y quedan un montón de cosas por hacer.
domingo, enero 22, 2012
THE ARTIST

Lo mejor es cuando sales del cine pensando que esa película que acabas de ver la han hecho para ti, y solo para ti. Supongo que con respecto a The Artist, miles de espectadores tienen esa misma sensación, como yo. Cine mudo (sigo adorando el mudo), el drama que significó para parte de la industria la transición del mudo al sonoro (recordad aquellas desternillantes escenas de Cantando bajo la lluvia), música (con fragmentos enteros de la partitura de Vertigo, de Bernard Herrman), dos actores principales que iluminan (tanto la sonrisa de Jean Dujardin, que me temo buscaremos en su futura filmografía, haga lo que haga, como la vida que tansmite la bellísima Bérénice Bejo), y una historia filmada, utilizando las viejas y sólidas artes del medio cinematográfico, para que te emociones, la mezcles con tus propios problemas, anhelos y dificultades, y como resultado, salgas pensando en que, a pesar de todo, hay esperanza. Eso se respira cuando bajan los títulos de crédito y se encienden las luces, se respira en toda la sala.
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